27.9.08

Como contar un cuento que no acaba ni empieza. Un día inventó una escalera al cielo y la tiró a un pozo sin fondo... y así, creó el infinito.
Como cuerdas que se enlazan para siempre, como ciclo de reacciones, sucesiones, estaciones, que sigue para siempre. Que empieza aquí, allá o más allá, da igual. Siempre es igual. No importa qué camino elijas, vas a llegar al mismo lugar.
Y esta incapacidad de hacernos crecer las alas...

Ernesto me mira con la cara en sombras y le (me) digo que no hay de qué preocuparse. Un día vamos (voy) a salir de acá. Te lo (me lo) prometo, no podemos seguir así como si el mundo, la vida, esa idea de futuro que como idea es brillante, fuera una cascarita de nuez. Una gota de agua. Alguna vez, en lo más recóndito del pensamiento, todos quisimos el mar. Anhelamos sus violencias y sus olas, sus caricias, su inestabilidad, sus mareas de lunas y noches oscuras hasta lo más profundo. ¿Verdad que no? Una gota es insensata.
Todo eso le digo a Ernesto. Le hablo de lo infinito, de que no animarse es ser infinito, de que no poder es infinito, de que vivir para retroalimentar lo que no nos sale es insostenible.
Si un día lo encuentro, cuando estemos afuera, y me mira con la cara brillante de alegría, con el gesto de quien ha llegado a ser mar, y sus ojos se pierden en lo alto y su cabeza lúcida respira más que sus pulmones, ese día... quizás hayamos hecho algo más, como un avance en el tiempo, o simplemente cumplir con quien ya nos pidió que no nos apaguemos.


Como un baobab.

"...Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una se le antoja despertarse..."

[Quizás vi más allá.]

20.9.08

Va a ser mejor que dejen de provocarme la lava. No tengo paciencia ni remedio. Hay cosas que no se tocan. Hay sitios inviolables, no pueden entrar y lavarse las manos en la puerta. Esta no es época ni de Pilatos ni de personas que se lleven de a pedazos mis cosas sin siquieras darles un grito de dolor, o de enojo o de algo. No me importa ya. Si siguen llegando y atravesando mis espacios, si siguen esparciendo su vida como un viento...
No quisiera tener que empezar con la persecución interminable que termina con acorralamiento inútil. No hay peor víctima que la que no existe. Nadie tiene la culpa y al final los puñales terminan clavados en el mismo abdomen. No me importa ya.
Nadie puede venir y creer que entiende. No se puede agradecer lo que no se merece. Nadie puede intentar penetrar en los sentidos más profundos, porque no-hay-nadie-que-entienda. Ni uno solo. Cada uno, con su arte y su forma majestuosa de caer, ha fracasado en el intento. Demostraron, con ejemplos variados y detallados, que por algún lado se les escapa el aire. Ahora, a mis pies (los miro por debajo del escritorio) tengo un campo minado de globos pinchados.
Si siguen insistiendo, esos que con palabrería compran y con un poco de coquetería se venden, voy a tener que empezar a mostrar los dientes. Desde la vida que creen hasta el otoño que ven, todo, es una mentira. No quiero ser yo quien se los diga. Es mentira que las hojas de verdes se vuelvan amarillas, solo porque es otoño. Hay una historia de xantófilas liberadas y espectros de luz que se reflejan. Seguramente no sepan porqué dejan de verse rojos en lo más profundo del mar.
Alguien me contó de los cuchillos de unos guerreros: cuando los desenvainaban solo podían guardarlos con sangre. Si no lograban matar a nadie se veían obligados a cortarse las palmas de las manos antes de hacerlo.
Mis manos, llenas de tajos, amenazan una vez más y no alcanzan a hacer daño. Sangrando gritan y gritando callan, para que nadie se entere.


I'm sure, it's time.

10.9.08

Como el anuncio de que vas a llegar, sin necesidad de verlo, de saber, de que pase ahora. Es un alivio. No podríamos estar toda la vida esperándote, toda la vida sabiéndote posible pero sin vernos ni una vez, sin lograr palpar esa magia que, cuentan, existe una vez que pisás tierra y estás para mí y para siempre.
No llegaste y ya siento en la piel el peso de tu peso. Como la canción que cantaban antes de que llegue yo, esa melodía que aún hoy me entristece hasta lo más profundo. Nunca supe qué fue, qué camufló la alegría y porqué se me seca la garganta. Debería haber un festejo de luz y de vida. Debe ser que lo que es tan limpio, tan puro, no se puede comprender y no se puede soreir. No está dentro de nuestros parámetros, nos supera, nos traspasa, nos revive, nos purifica.
A veces tengo miedo. Me pregunto adónde vamos a ir. Si vas a estar bien. Si será suficiente lo que tengo y tengamos. Si mi presente podrá construir un buen futuro que ofrecerle a tu presente. Si serás de verdad. Si lograrán mis deseos alimentar la voluntad y crearte tal como te imagino... tal como te imagino, pequeño y frágil, tan fuerte como para motivarme, tan capaz de florecer, tan tierra de mis adentros, tan flor que se vuelve al cielo y lo mira como seguro de poder conquistarlo.
A volar, volar.


... Y uno esta vacio para que después
lo llene la dicha de verte nacer.
Va importando por las mentes más las autobiografías que las rimas y los slogans. Van importando más los grandes asesinatos, y se van importando las peores frases en el haber mental. Desde el otro lado del límite el aviso es que las aguas están quietas y que el mar muerto está parecido al Río de la Plata. Re azul de muelle, desde la cima del techo del interplanetario.
La medio loca y el más zorro. Cachas flojas y rocanrol del mediodía. Que fácil es componer.

Isi.
Es inconfundible esa subida como colandose, subiendo por la escalera caminando por las cabezas de la gente en vez de apoyando los pies en los escalones. Sube rapido y con pasos cortitos para llegar hasta arriba y lanzarse otra vez, como en un tobogán de canción inglesa. Se tira hasta la arena y de vuelta empieza a subir, una y otra vez lanzándose desde el Hercules sin paracaídas ni ala delta, con simples ganas de aprender a volar en la caída. Simples ganas de aprender a caminar sobre las cuerdas, a hacer equilibrio sin pensar en los trastes y a sonreir ante la muerte para finalmente morir.
Recitado porteño en medio de un solo de bata, esponjosa salida para un nuevo estribillo que va a morir estrellado como un kamikaze en el cielo. Esponjosa bata llena de espuma y de ganas de gritar un gol, de tomar un mate y de sentarse a pescar en la escollera a ver el atardecer.
Y tus labios y tu voz tratando de imitar el sonido salvaje del dedo. Tu murmuro constante tratando de imitar el riff de esta canción. Explosión de emoción, riff de bajo de cinco cuerdas y poesía desgarbada en el menú del día.

¿Que hay de éste?

8.9.08

Si la encomienda internacional supiera que sin querer dejé caer de mi buzo una pelusa rosa de tu frazada y un pelo de tu largo y color, estaría contenta de ir a Londres y llevarse de lo más conmovedor que me tocó tener como ser humano.
No hay impuestos de importación ni aduanero que te robe para su hijo. Porque los aduaneros y los hijos parecen no reconocer este latir.

La música que nunca hiciste.