25.12.07

El deseo de seguir guionista de una película mala que esconda una comedia absurda en la mochila de un desamor, en la mochila de la incoherencia. Una toma fija y exagerada para una situación que no está pasando. Una cama que llora sábanas y un rincón de un cuarto que con sangre muestra su soledad. Un montón de palabras sin sentido arrinconadas una a la otra en una hoja que debería ser una boca que diga, en vez de tanto palabrerío.



Esto podría ser la continuación.
Sumido en un sueño. Bueno, sumido no. Metido en un sueño del cual uno quiere salir, pero el shampoo no deja que uno vea. No podés abrir los ojos por tanta espuma cayendo entre el agua caliente, tanta espuma gris. No llegás a pisar y a mirar lo que hay.
Quizás sea la falta de rejas la que te impide volar, la falta de prohibición lo que te hace pensar y la falta de cultura lo que haga que no tengas contra. Siempre tenés contra adentro y siempre tenemos que despertar para ir a trabajar. Siempre tenemos que empezar a empezar y terminar de la mejor y peor manera que no se pueda. Trabalenguas lleno de palabras, exclusivo para gente que no quiere pensar. Termina la prosa que se canta en verso en este pantalón, en el final, en el tobillo de este rincón.

Salecomosale.
En el arte y en la esencia, con tu mente y la palabra.
Vas a inadaptar un grito. Vas a liberar tus manos.
Vas a mostrarme el sol naciente cuando se oscurezca todo, como en la quietud con bombas a los lejos se anuncia un temblor que llega.
¿Y ya te diste cuenta o seguís empecinado en no tirar la piedra para no tener que esconder la mano?


No queda miedo al estallar.


Bum.

23.12.07

Lo que está haciendo ahora es estrujar con las manos y exprimir, y retorcer hasta que se escapa todo el líquido. Hasta que queda una pulpa seca y disminuida, entonces la tira al suelo y la pisotea. Se mancha los zapatos negros con pedacitos de la fruta muerta, se lame los dedos con gusto a ella, le chorrea por la barbilla un poco de jugo y sigue en ese baile de exprimir y lamer, absorber y destrozar.
Lo hace hace así otras tantas veces, hasta llenar el piso de pulpa y babearse la pechera de la remera gris. Huele todo a fruta, los dedos pegoteados, la lengua intentando llegar más y más abajo, hasta la pera, hasta el cuello, hasta el pecho y más abajo, más abajo, mil metros más abajo, hasta el jugo que se tragó la tierra.
Entonces de tanto estirar se le corta el frenillo y la lengua le cuelga inerte en la boca abierta. Ya no puede cerrarla, porque siempre va a morderse. Pero no importa, porque ya está cubierto de baba, y la lengua funciona aunque no se pueda mover mucho.
Sangrando por la boca pero con el mismo entusiasmo destructor, sigue adelante y exprime con furia más frutas, ahora directamente sobre su boca, tomándose el jugo, tragándolo como tragaría alguien con lengua mutilada.
Los pies, que aún funcionan, siguen destrozando la pulpa inerte que va cayendo, manchándose ya hasta la rodilla los pantalones.
Cuando las manos se entumecen y se quedan tiesas de tanto hacer fuerza, piensa en la forma de seguir y seguir hasta deshacerse.
Se tira al suelo, con la boca muerde las frutas, consigue algo más de jugo, pisándose la lengua muerta y sin poder acomodarse a causa de las manos tiesas.
La boca se rompe contra el suelo, los dientes se salen de lugar, las encías lloran sangre y se manchan de tierra. El individuo muerde hasta el fin de sus días y de su cuerpo, muerde sabiendo que con alma no se traga el jugo, que necesita ese cuerpo manchado, destrozado, casi por dejar de funcionar.
Antes de cesar por completo, con la boca deshecha y todo el cuerpo empapado en pulpa y jugo, mira hacia arriba. Ente el reflejo del sol radiante la ve, allí está, explicando sucesos.
Una mano gigante baja desde algún lado, lo levanta, lo exprime hasta sacar todo lo poco que queda y después lo tira al suelo, cuando no queda más que un pobre envoltorio reseco y triste.




human body for export - sat 22

22.12.07

Un calor motiva al diafragma. Sube, aspira, cierra lo ojos, aprieta los labios y vuelve al espacio de combate.
Se agarra la cabeza, suspira un segundo, pelea con fuerza y ahí está... la pared. Nada más.
Solo esa inmensa pared y diez pobres uñas para tirarla abajo.
La blancura, esa pureza que vuelve eterno al que combate contra uno mismo.
Es el camino de las manos vacías.




kara vacía te mano do camino - always in the tatami

21.12.07

Y un amigo se pregunta en sus memorias ya olvidadas, donde termina este espiral. Donde termina lo que nunca empezó pero ya nos encontró viajando en el medio de la montaña rusa, buscando el final y que dejemos de estar de cabeza. Buscando concretar algo alguna vez.
Un sueño de fondo negro y piano afrancesado, un acordeón y un vino tinto del ochenta y dos.
Por favor, a la habitación ciento catorce.

Y que raros son los numeros cuando los escribís con letras.

1987.

20.12.07

Usted no lo va a creer, pero le diré que tengo el presentimiento que no pintan las paredes desde aquellos años de trajes blancos y pies negros, de fotos en la puerta abiertas de piernas y diez viejos amigos viejos.
La tribuna se llama igual. No sé, y nunca supe, quien es Gualberto, nunca tuve el placer. Pero no importa. La esencia está en el olor ese que nunca va a abandonarlos.
El corredor sucio, la entrada llena de viejos tomadores y viejos jugadores de pool, las vitrinas plagadas de trofeos que ganaron muchos señores de boina expertos en el arte de las bochas, esa sala de arriba que sigue siendo tan idéntica que, creo con los ojos cerrados, aparecen las mismas figuras bajitas de puños extendidos.
Los años de gloria están reflejados en todas las telarañas que coronan las viejas placas de bronce, en las paredes sin haber vuelto a pintar, en las redes rotas, en las vitrinas polvorientas, en el patio sin barrer, en el viejo cartel de la federación desteñido y roto.
Las voces de sus más fieles comensales viven repitiendo que en otros tiempos era distinto, que se ganaba, que la actividad, que cuando yo era joven...
Arrugan la frente unos ancianos preocupados en darle al bochín, o embocarle con el vaso en la boca. Alguno de ellos recibió hace años el grito contento de diez bajitos que volvían de la competencia con trofeo y caras coloradas. Arrugan la frente, calculan el golpe y se dan vuelta a tomar otro trago.
Arriba, hay un vacío eterno y una ventana de cortinas blancas por donde entra todo el aire, por donde se ven todos los techos de las casas, los conventillos, los patios sucios y llenos de porquerías, los perros escuálidos tirados a la sombra y un niño peloteando solo contra una pared.
Arriba las voces están encerradas tras el vidrio. Las voces de Gualberto y sus años dorados, la de Armando y su hazaña deportiva, la de la muchacha que solo iba a ver, y veía y veía, y un día ya no volvió sola.
De carácter indomable, perseverante, cortés, íntegro y contrando su cuerpo y su alma, el mismo guerrero de blanco continúa pateando y golpeando en la nada, arriba, porque por la ventana abierta no quiere irse, al menos no antes de lograr la armonía.




Baekjul boolgool - In nae - Yom chi - Ye ui - Guk gi - para no olvidarse

19.12.07

Necesito diez millones de historias para completar esta faltante de palabras vomitivas, que salen y rebotan en los cerebros y chocan contra cada soma en sus neuronas, vibrando hasta hacer saltar los tapones en el tablero eléctrico de la mente.
Ya grité ausente a respuestas, con el convencimiento de que gritando se vuelven más fuertes las personas. Entonces apareció el susurro, con su debilidad mil veces más evidente, y llegó más lejos haciendo menos daño.
Están siempre ahí, inamovibles, los hombres tristes. Parados uno tras otro contra las paredes grises y sucias. No los puedo mover, en mi mente solo hay lugar para que estén parados, absorbiendo humo y exhalado aire de resignación.
Si atravieso el cuarto y los voy a buscar, un brazo fuerte siempre contiene impulsos, no me dejan estirar los brazos y lograr atrapar aunque sea uno.
Entonces las filas de esos hombres tristes, tan enterrados hasta las pelotas en el barro del mundo, se hacen grandes y eternas. Y ellos que absorben sin saber, sin darse cuenta, sin ver nunca sus pulmones llorando al oxígeno.
Un día va a hablar la voz dentro de sus pechos como grito asqueroso, gruñido atrapado en un parlante que se satura y grita mierda, mierda, mundo de mierda.
Un día abrirán el pecho y saldrá, de una vez por todas, el cuervo negro. No más planear por lo bajo cómo contaminarse, ahora sí, hace falta más aire para tanta cabeza fresca.
Mientras tanto, Dios sigue ausente o riéndose mucho, no lo sé, y en mi cuarto ya casi no entran más caras tristes.




que llorar trae tanto frío - 183 en Francisco Simón

17.12.07

Y de repente en pleno mirar a la nada sonó un platillo y un viento que se volvió un recurso demasiado utilizado por Dios para dejarme paz. Imaginé un ejército desesperado de vengadores de un escritor anónimo, que quiso morir anónimo, morir fracasando y no vivir intentando convencer a los demás que no había nada por aquí. Hay de todo, pero yo no quiero de nada de lo que venden en el supermarket, yo quiero de lo que cae del sol, del cielo, del avión. Un jet es un set de aspirinetas para mediocres.
El ejército va por la noche sin pegar afiches ni pintar banderas, ni pintar paredes apoyando a tal o cual. El ejército se mete en las escuelas y en las bibliotecas e irrumpen como samurais de una memoria alemana. Josef K nunca hubiera querido ser descubierto y mucho menos que su muerte se convierta en un reality show. Queridos sonrientes que se convierten en cosas feas, bichos, castillos y abogados. Tipos que con las piernas medio abiertas y barbas horrendas de fuego y rojo van cayendo en la retina de los que más menos van haciendo. De aquellos que lo que esperan es una buena encuadernación, ¿qué mas se puede esperar?
Afilá la birome y arrancá que vienen atrás. Que hay que quemar, hay que quemar todo lo que diga que empieza con la ka.

All I wanna do is to be dead soon.
Antes del anochecer existían inmensos refugios para pasar la noche con fuego y el día con mares que se abren y se esconden finitos en un horizonte. No importa qué horizonte.
Anochece cuando todo se queda quieto y las personas se dan las espaldas para ir a mirarse al espejo un rato. Cuando les pica la espalda y se van a rascarse un rato contra la pared. Y al volver, descubren que cambiaron.
Les extraña no encontrar tan fácilmente el refugio, que la música que ahora suena venga de dentro de sus cabezas y que al mirar ojos no hallen la conexión de mil vidas vividas una sola vez.
Cuesta a creer que se derritan las caras y tapen los oídos, no querer escuchar qué es de la vida que eligen vivir, pero a tientas y de noche es más fácil, si se mira con un solo ojo, elegir alejar el cuerpo y esconder el alma.


vamosahablardealgoquenoshagadivertir - no, thanks
Todo lo que se vacía es como un recipiente, un trasto olvidado, una botella con musgos y restos de agua, una persona inútil y sin ganas, repitiendo te quiero como si volviera a llenarse de alma. Te quiero. Te quiero.
Pero siempre está el mismo vacío relleno de aire, abrazando las costillas desde atrás como un bicho feo, un hombrecito negro dándole besos a su columna vertebral y restregando su cara contra ella, manoseando el tórax, apretándolo ahora y haciendo sentir que el corazón estalla, puf.
Una cara se quema al sol, la ciudad es una gran sartén con pedacitos de cielo con rectángulos afanados por la civilización.
De noche se secan labios y lloran caras en cuclillas, en el mismo lugar donde chorrea algo que no quiero que hagas así, en ese momento, oliendo mal y dejando un pedacito de vidrio en el corazón.
En esta sartén de pies fritos y mentes con agua condensada, los cerebros son mares de agua transparente que nadan por ahí imaginando la frase, pintando una pared y jugando a encontrar la pelotita que siempre ves, que nadie gana y todos pierden.
Vacía está la botellita, un resto de sol se colgó a mirar por la rendija en una cancha de fútbol de barrio, queda la imagen en la mente del muchacho que orina y llora, que pide y tiembla, que mata y gana una moneda, una mirada de miedo, una de asco, un retorcijón de corazón y cien mil veces te odio. Te odio. Te odio.



Mosqueta game - se nota en la calle que es domingo

12.12.07

Las voces en la ciudad cuentan y cantan todo lo que sucede, lo que vendrá, lo que ya pasó (como un eco sonando, rebotando en la pared vieja y despintada de un conventillo en Cuareim), como si supieran todo.
Caras arrugadas en el tiempo comentan, aferrando la misma flor sin destino aparente, condenada al ojal, que uno solo tiene lo que no espera. Y que lo que espera... llega tarde o nunca llega, se pierde en el tiempo y uno se vuelve enredadera que aguarda y enfurece.
Eso lo explica todo. Los mil y un coches amarillos de quienes nadie esperaba nada, pasando y pasando, destino equivocado. Nadie quiere resignarse a agarrar lo que se repite, solo porque sí.
La ciudad cuenta cuentos de personajes que un día de lluvias intermitentes se dicen hola y después caminan una hora y media equivocando otros destinos menos certeros.
Esa historia también está en los libros de cemento.
Un señor pega la oreja al pavimento. Le parece que si cierra los ojos y presta mucha atención las podrá oír hablar. Le parece que llegarán todas juntas a abrumarlo de historias de bar, de balcones, de vereda, de pan y baldosas grises.
Se queda quieto esperando, sintiendo la ciudad latir debajo suyo. Entonces algo le golpea la nuca. Traído por un viento, un poco destartalado, le llega un manojo de hojas engrampadas. Entre sus manos se abre y se pregunta quién será esa voz que anda regalando historias como si le sobraran.
Y nadie responde, por supuesto, porque las voces anónimas invitan a que cada cual les ponga nombre. Como si se llamaran Pedro, o Tomás, o Virginia, o Mariana.
Hay alguien en la ciudad que conoce más que su propia historia. Y ese día hasta su ADN se siente nuevo.



A vos.
El olor a lluvia no es parecido al olor a río, pero ambos olores son parecidos al olor del final. Cuando algo termina, simulteaneo resuena un bramido de despertar en la punta opuesta del planisferio. Cuando algo sale del alma de alguien, algo nace del alma dentro de alguien. O por ahi no. Se están pudriendo todas nuestras cuestiones en la heladera mientras charlamos decentemente tomando un café. Y mientras esos dos toman una cerveza, no se dan cuenta que en un mar de lluvia y en un río de sal se hunden continuamente. Hay una luz que se ve y está adentro de un libro que habla de una historia de vida como la tuya o la mía, como la de el o la de aquel. De alguien que no sabemos si existe, si tiene una casa en Elcano o una vida en mi cuerpo. Pero tiene un alma en el planeta y cuando algo sale del alma de alguien, algo nace del alma dentro de alguien. Simultáneo.

Gracias.

11.12.07

Siempre le pasaron cosas raras, rarísimas. Una vez recuerdo que la vi de reojo mientras leía un buen libro de esos de historia revisitada. Estaba en otro planeta, inmersa en ese libro, succionaba las letras con las pupilas y su respiro era lúcido como el neón de la luz con la que chocaba aquella mosca en ese subte. El caso es que tan inmersa que algo de afuera le fue enviado para despertarla. Como que esa colgadura era un designio básico para que algo le pasara y lo imprevisto le explotara en medio de la sien. De repente un lindo tipo con un aro de pluma y un olor a topo se le acercó y en su oído le empezó a susurrar la más maravillosa música que da el asombro de encontrarse con algo que uno no esperaba. En pleno transporte de rutinas, se le asomó la lamparita y se le prendió el calefactor a un muchacho que colorado de piel se le acercó a confesarle un sueño que íntimo se perdió en la memoria de esta señorita que leia. Porque podía leer mucho en el subte, pero si algo tenía de raro era su memoria, que podía recordar colores y ropas en determinadas fechas exactas, pero no podía recordar palabras exactas ni frases como para recordar.
Después el otro día me acordé de otro gran capítulo. Cuando iba por una cuadra donde hay un banco, en la avenida central de mi ciudad. El piso de goma estaba medio caliente porque se sentían más de cuarenta grados en la ciudad. Los pies parecían quedar pegados al asfalto. El asfalto. Fue eso lo que me llamó la atención. Su ojota se le pegó al asfalto, que parecía tener manos que no la querían soltar. Sus suelas tan acostumbradas al pasto y la arena, y no hablo de las ojotas, sino de la planta de sus pies naturales. El asfalto no la quería soltar y en plena lucha, a la cual no le dio mucha atención en verdad porque estaba haciendo cálculos mentales de fechas de viajes desde México a Gran Bretaña y de cómo sería París en invierno, apareció una persona con ojos fogosos y lengua desviracharada que le dijo como a una amiga de toda la vida que claro que se podía, que quieren hacernos creer que nada pasa dentro nuestro pero que todo es posible y que ya estamos haciendolo. Perpleja pensó que París en invierno es fresco y que debe ser posible ir para allá, tanto como amar y tanto como volar sin que el asfalto te agarre la chancleta.
Pasé varios meses sin verla y buscandola por rincones, pasajes de la ciudad y pequeños balcones que se asoman en edificios grises de mi ciudad, que se parecen a la suya. No aparecía en ningún lado. Lo más profundo de mi inconciencia me hizo creer que el invierno la había matado, ya que nunca la había visto sin chancletas y eso la hacía un ser de verano que en el invierno se iba a hibernar o a morir a otra parte, a otro cielo. Pero la sorpresa fue aun mayor, la vi saliendo de una casa gris, de esas que suponía que le gustaban como a mí, abriendo la puerta negra. Abrió la puerta y una persona con pantalones dorados y sueltos se dió vuelta para verla al escuchar el ruido. Y ella se dio cuenta que la veian, fue entonces cuando se dio cuenta de la actitud de la otra persona, de su verdadera acción. Era evidente lo que pasaba en el momento. Le gritó "Me sacaste una foto con tu nariz, devolvemelá!" y entonces empezó a correr a la bicicletista que huía y antes de llegar a la ochava empezó a pedalear sobre el suelo, a flotar sobre el piso. La persecución fue infinita y la alcancé a ver hasta que se convirtió en un diminuto punto que no brillaba, sino que era opaco y se iba alejando. Una suerte de esperanza nostálgica me invadió como en el segundo mes de mis años de la infancia, como en las fiestas familiares donde las voces se apoderaban de la mesa y coreaban juntas. Me acordé del olor a pasto mojado, al miedo a las tormentas y del hielo derritiendose en los vasos de casa. De la botella verde que con marcador anunciaba que tenía agua y de aquel perro mugriento que en el cementerio nos persiguió. Rara esperanza. Rara persona. Rara situación. Raras cosas raras cosas.

Epa eh!
Que no quiero más que tus ojos impriman sangre, como si de adentro para afuera se te abriera el cuerpo... y como caja de Pandora escupiera demonios rojos que no hablan, que no piensan, que no son sino una boa constrictor vomitando una iguana, mareada, enterita, asquerosa.





Nohayestómago - nicorazónqueaguante.

9.12.07

Y decirle que "sah" en vez de poder afirmar las cosas como se deben. Se olvida uno que es gente ese pequeño coso que se parece a uno con un poco menos de carne y un toco más de simpatía. Se olvida uno, y el otro es capaz de palmetear su nuca delante de cualquiera para reacomodar sus neuronas para que piensen como las suya. Se olvida otro de que la frustración se va acumulando hasta que llega el final. Se olvida el mismo que no garpa dar una caña sin línea para pescar, que nunca va a pescar más que desilusiones. Y si sólo pescamos desilusiones desde chiquilín, el destino parece marcado y el reloj solo va marcando las horas para que llegue el final y desaparezca ese color. Pero no tiene porque ser así. Y esta es mi afirmación.

Larailará.

Y hay una especie de vacío en nuestras vidas
Que se nos llena de frases repetidas.
Y una debilidad constante de decir que ya sabemos
Lo que aún no conocemos

Verdaddesegundomes.

7.12.07

Estos... penes.
¿Cómo puede hacer para que brille el día con un sólo lustro de su voz? La respuesta es tan simple que sale naturalmente como una gota de transpiración de una axila que respira una corrida. Las palabras fluyen como un tango las prefiere, natural. Como un agua corriendo por la ladera de una cadera de un sueño que no tuve. No quiero pecar de prejuicioso ni abusar de usar palabras que no digo durante todo el día. No quiero empezar a hablar de "lidades" de "ciones" y "mentos" porque no los nombro en el día, porque en el día a día me la paso hablando en pelotas de gajos negros y blancos, gritando en colores negros y amarillos y soñando en blanco y negro con un beso a un cartón que encontré en la calle.

No te mortifiques.

6.12.07

Descuidando el hilo. Ahora lo deja pender suavemente, balancearse con el viento que toque venir, que venga, que llegue. El viento será cuando se apague el sol una tormenta de idea y cosas ya sabidas.
Descuidar el hilo, dejar de sujetar el péndulo, implica todo. Unos ojos que se cierren, unas manos que se agarren fuertemente a otra cosa y lo dejen escapar, una boca que no grite cuando todo se sacuda, unos oídos que sepan escuchar al viento cuando silbe en los techos y se anuncie tarde, cuando ya llegó.
Con los pies sobre la alfombra, pasando las manos frenéticamente sobre los ojos, todos los días después saben a que el péndulo se balanceó tanto, a que el hilo hizo lo suyo tanto rato, que ahora volver a controlarlo, otra vez, es otra vez subir las escaleras hasta el techo y sujetarlo, y sujetarse, y colgarse de él para impedir que otra vez vuele y se mueva.
Tanto tiempo así, adormece. Y adormecerse es sedarse, es anestesiar el corazón un poco, los brazos otro poco más. Así, el tiempo tiende a querer soltar. A que lo deje ir otra vez. El tiempo, cíclico y repetitivo, absurdo y aburrido si todo consiste en soltar y agarrar, en amarrar y dejarse caer. Sin suspensión, volar no va a ser más que un instante después de soltarse y uno antes de caer al suelo.
Un día arranca el péndulo. De raíz. Se rompe un poco el techo, caen pedacitos de él al suelo que queda medio sucio. Se mira los pies y ahí están, alrededor. Y en la mano, el hilo. Es ahí cuando siente la tristeza nueva. Como si de hebras de alma estuviera hecho.




neverimaginewhatisabout - six twelve two thousands seven
Hace mucha gente que no se ve algo así.
Sacando cuentas, estadísticamente, la gráfica anunciará que de a siglos sucede, como una luz o una ceguera que termina sobre elásticos y rebota. Rebota.
Gente atrás, el color era más de pastos y trastes de guitarra inventándolo todo. Más tarde, porque todo avanza o simplemente se mantiene en juego, otras luces, más maravillosas, mucho más nuevas.
Hay caras que más que caras, más que ojos y boca y dientes y una nariz, son como colores que pasan. Color carne, color sonrisa, color ojo humedecido. Y hace mucho, mucho que las caras no tienen color gente. Color humano.
De tanto ver rostros se nos dio por evaluar, corrió la barrita y descargó el cuerpo, que vieron los ojos de fibra eléctrica y decidieron...
¿Está seguro que desea mandar cara.jpeg a la Papelera de Reciclaje? Aceptar.
Color de caras que no ve el ojo que evalúa un ojo. Color de cara de gente que se dio vuelta, como una prenda reversible, y con maquillaje sublime mostró su lado más invisible, su ser interno, su impenetrable (y ahora no más) y oscuro lado de la piel para adentro.
Hace mucha gente que no se ve algo así. Hace mucha gente que no se ve alguien que no vea caras, cuerpos, cosas, sino simplemente gente. Luz.
Silenciosas ondas que parten de ahí, desde donde sea que las manden, y llegan hasta el destinatario a encenderle los sentidos y poner a prueba la capacidad de saber tocar sin manos, andar sin pies, ver sin ojos, oír sin orejas y saber con más corazón que neuronas.

Hace mucha gente, ahora.




Hace casi dos mil años
que pienso, que pienso lo mismo,
recién me doy cuenta
que no hay que pensar.

5.12.07

Nada para ver, nada para decir. Mientras mas tormento se genera en el ojo, más retinas lloran vomitando. Y el vómito parece generar placer en los angulos obtusos de otras mentalidades, generan alegría en las esquinas de telarañas de su alma y sonrisas en las tribunas tribuneras del tribunal.
Nada para decir, nada para escribir.

Te la soplaron.
Dormido en los laureles de otro país satisface su ego ladrando en español. La frontera no le importa para mal y caga en cada casa que visita. Caga por acá, por allá, no va a dar más. Y dormido en los laureles no puede contener las ganas de pensar que le sangra hasta el ocaso y que tiene que aprender todavía a tener alas y volar con la claridad que se merecen los demás. Con la claridad que vuelan algunos quiere decir que está allá arriba y no hay sol que haga caer esa locura.
Porque el sol está hace mucho tiempo siendo presa pero decidiendo quienes lo reciben, lo toman y tienen sombra hasta sus últimos días. Y esa división nunca es buena, porque cada uno con su luz por las sombras podría verse. Pero los que miran colgados se quedan en las sombras y mueren de frío en pleno verano, se ponen la remera cuando entran a la piscina porque no quieren quemarse de vida, sino quieren mojarse de nada. Cuando los que vuelan con claridad, se mojan con el sol.

Eldíadespuésdeloslaureleseshoy.

4.12.07

Hay noches de insomnio en las que despierto sueño la independencia de mi estar. Despiertan las ganas de que la tinta corra como el sudor por tu cuerpo y sonríe hasta la última hoja de este libro. Las letras se suceden como hechos y la "m" se muestra horrorosa mientras que la "l" un poco más sabrosa sonríe en un abecedario sin precedentes. Una nueva vida se vive una y otra vez, y un nuevo evento nace como un suspiro eterno, como un puñal que revuelven entre mis escamas de pez volador, de pez mentiroso. Mitómano aquel que dice la verdad. Gira el mundo, gira incuerdo en una irrealidad. Gira la locura estando en blanco y negro. Las fotos viejas se mandan su incolor hasta el contorno de cada una de las almas pero una luz sigue luchando por generarse. Degenerarse está tan de moda que la vida ya no sirve más que un sachet.

Si las luces se cruzan al azar.

2.12.07

Cuando a un tenedor lo usan para clavar a una persona en vez de a una papa en un plato es cuando uno se da cuenta que el mundo se está convirtiendo en un lugar inseguro para ser anormal. Uno no le puede escapar a la locura permanente que se vive en cada una de las ciudades y parece que tiene que dejarse la camisa de manga corta, los anteojos y la transpiración a flor de piel para salir con una escopeta a hacer justicias en nombre de todos los que miran el piso y dicen no ver lo que está pasando. No ven como lo hacen, pero sienten que les meten el dedo en el culo y les gusta.
Entonces en ese barrio está un tenedor que nació del barro y la pasión, en un lugar donde no crecía más que pasto que no le servía a nadie y ahora está lleno de distintos tenedores y cuchillos, utensillos para mariscos servidos en la mesa. Entonces el mínimo tenedor de madera no sabe muy bien como hacer y viciado por el exterior se fue transformando y ahora sirve para clavar gente, para peinar y para tomar de la mejor, de la mejor manera que existe para los que toman de lo que hay. Entonces es cuando hay una persona con ojos llorosos que no puede creer cuando en el fondo, ese enano optimista que tenemos dentro canta y canta una y otra vez a los gritos y con aplausos de fondo que todo va a estar bien, que siempre se puede salir del pozo, como una murga dentro de un baño, cantan esperanza desde la punta de un tenedor. Clavados en sus brazos y omoplatos siguen deseando y aspirando a que mañana va a ser mejor y que el hoy es solo un mal innecesario para llegar algún día a pasearse entre las nubes entre la tierra y el barro. Sin tenedores y sin vicios.

Ydale.
Si agarrás una flor y te gusta tanto tanto que la apretás con las manos contra el pecho, o contra la nariz, o el alma, y la flor se hace polvito fino, se rompe, se muere... tu amor destruye la belleza.
No vamos a crear más cárceles de las que ya hay. ¿Verdad?
Porque... si estamos presos todos los días, atados a la pata de la mesa o a la pata del escritorio, ahogados entre la tinta azúl y los mails obligatorios... entonces, ¿qué más nos salva sino un respiro hondo, al final del día, de ese aire de amor y ese aire de libertad?
Mirar hacia los costados, y mirar abajo, y mirar arriba, y que alrededor las personas estén pensando como hacer para sacarse de arriba unas cadenas que son brazos, una sanguijuela prendida al cuello, succionando, que es una boca, un ojo todopoderoso y vigilante que son los ojos que acarician y ven cerrar alguna noche, cuando todo dice stop.
Parece que algo se pudrió sobre la mesa. Nunca lo creí, pero lo podrido empieza a corroer a la mesa misma, que era quien podía soportarlo todo. Manteles manchados, insalvables, llenos de las manos que arañan entre el enredo diario, buscando la forma de llevar adelante una amor hecho de hierro y cemento.
Sonó un timbre y pensé, pensé mientras digitaba palabras que alguien recogerá más tarde, que ésto, si nos encarcela, no sirve de nada.
Y pensé también que el viento de amor tiene que venir a tirar todo por ahí, a sacarnos las caretas y las cadenas, a desestructurar lo estructurado y armar una nueva forma de ver el color y las texturas, la flor que no se muere más, la que ahora crece porque simplemente le dan agua de tomar.
Apague la sed, no se ahogue.




2sorpresaslindas2 - el día que no fue

1.12.07

Una brisita de una canción del norte, aparece por primera vez en este camino. Entrando por la ventana y saliendo con la corriente muestra unos papeles volando, una revolución permanente del estado regular de la habitación. Papeles que vuelan, banderines de costado y agendas que se abren solas. Lapiceras que se rinden, diarios que se hacen hojas sueltas y piel de gallina en los habitantes.
-Voy a extrañar estas cosas cuando sea grande- dice el nene en su cama.

Brisitabrisita.

29.11.07

Hay un parque circular en el medio de la ciudad, de ésta, de aquella y de la que queda más allá. El parque redondito tiene recovecos, caminos y sinuosos pasadizos que llevan a los confines más extraños del barrio. Piedra fundamental es este verde en esta vida. Pero por allí se esconde en el fondo, en el medio y en el más allá, una dama de blanco que revolotea entre recuerdos y palomas, entre hospitales y comas. La misma sobrevuela a un pie de altura entre la gente que corre sudorosa su propia maratón, se interpone entre los besos de los amantes que siguen debajo de las hojas del otoño, arriba del calor del verano y entre la oscuridad de la noche, huele atenta la feria, sus frutillas y sus chismes. Y se detiene siempre entre dos, tres, cuatro pero nunca habla, siempre calla hasta que ve a uno sólo suelto y sin ganas de mirar a los ojos a nadie para no demostrarse como angustia caminante y le pregunta "¿Tenés cigarrillos?".

Sombras inútiles.

24.11.07

La lluvia huele a que nada le importan los rastros. Que puede barrerlo todo, acercar a la nariz aire fresco y recordatorios. Como una alarma, como un cuento de Cortázar sobre una alfombra de lana de colores.
Gota a gota, una imagen tras otra. Los libros dentro de un mueble largo y celeste, un piso rojo, un nombre escrito en la pared, en relieve, como con palito sobre cemento fresco.
Montevideo imprime huellas que nadie más quita. Y si llueve, peor. En otro lugar del mundo quizás no se sienta tanto desasosiego, ni se entienda tanto cómo es que somos tan ínfimos e insignificantes debajo del diluvio universal.
La lluvia huele siempre a que todo festeja y todo llora al mismo tiempo. Siempre será el ruido sobre las chapas, las gotas en el parral, un patio gris mojado, una alcantarilla, hojas de plátanos pegadas a la vereda y un anciano que mira desde la ventana porque otra cosa no le queda.
Y siempre habrá una falta, un agujero tan grande como este hueco negro donde se escapa el viento, para tener razones para llorar, quizás de fondo un tango, quizás solo el ruido suave, para ni siquiera atreverse a anhelar pasados, porque el tiempo siempre es el mismo y nada avanza donde siempre llovió igual.


Ya hay un borracho acodado a la barra, un niño durmiendo lento y, 20 kilómetros más allá, alguien que se miró el pecho y encontró un hueco vacío.




Mediastino: "Compartimento anatómico extrapleural situado en el centro del tórax, entre los pulmones derecho e izquierdo, por detrás del esternón y las uniones condrocostales y por delante de las vértebras y de la vertiente más posterior de las costillas óseas. Está limitado por el músculo diafragma por debajo y por el istmo cervicotorácico por arriba. En su interior se aloja el corazón..."

21.11.07

El tipo, de camisa impecable y pantalones vaqueros dobladitos abajo, perfectos, sobre zapatos negros lustradísimos, mira a su pequeña audiencia y dice: "el suicidio es el límite de la vida cuando la moral tiende a cero". Pronuncia levemente una sonrisa que pretende audacia y que está dirigida a quienes sabe que entendieron la matemática y la frase. Se da vuelta, lee una hoja y hace anotaciones parecidas pero diferentes en el pizarrón.
En una esquina, anotado notablemente sin haber sido modificado nunca, tiene una figura rara y una pregunta simple que dice: ¿Existe solución?
Nunca cuenta de qué se trata, qué problema le preocupa la mente. Pero dice que tiene que tenerlo presente siempre. Siempre.
Ahí baja la vista y no habla más.


A veces me pregunto qué tantas otras cosas raras tendrán escondidos los días debajo de la manga. Y ahí es cuando creo que vale la pena. Pero sh. Mejor que no lo sepa mucha gente.


E sol?
Que no me interesan más la opiniones. Así, sencillo. Ahora, en vez de saber si estará bien tal o cual corriente del pensamiento, la corriente es casi eléctrica, y entre la palma de mi mano y cualquier espacio, ya veo fluir los electrones.
Es un flujo verde, cálido, que casi casi (casi) puede transformar algunas cosas. Corriente, flujo de partículas, que nada le importan si estás bien o mal, si actuamos como corresponde y el paro del sindicato te deja bien parado o te manda a la mierda.
No. Al fondo solo hay una silueta, esa voz amable de algodón y risita, una pequeña luz que se enciende y se apaga, amarillenta, en el almacén una noche de verano.
Lo demás es el relleno para que te rompas la cabeza queriendo ser. Todo lo que no sea esta corriente verde, este haz de electrones fluyendo sin espacios ni límites, todo lo demás, solo cuenta gotas y suma agua a un desierto que la absorbe y adiós. Adiós.



no se preocupen

20.11.07

¿Qué esconde ayer?
Te dije que pararas de gritarme en el parlante, que me tenés con el sonido superfluo en cada célula de mi escuchar. Que me tenes harto de pensar en cada verso tres veces y en cada boca un millón. Que no te quiero pedir los documentos ni sacarte los ojos, pero todo a la vez, y hornearlo en el fondo de una olla y poder saborearlo después. Hasta lamer los huesos de tus restos, pero con amor. Hasta poder llegar al último país sin conquistar y ganar con un mínimo ejército de fichas inservibles. Sin señales llegar a husmear entre el puro y horrible sabor de la hoja verde que cuelga del arbol de mi abuela, poder meter mi nariz y soñar con ojos abiertos que tras el telgopor estamos comiendo alegría y no alergía, pasión y no paso. No pasar, poder llegar más allá que la viscosidad de lo marrón y volar a un último piso con respiros y mentiras que sean verdad. Alfileres que piquen fuerte y latidos que te hagan morir de estar. Kataplum, te dije que pararas de gritarme en el parlante que me va a estallar hasta el corazón.

Peranza es des.

17.11.07

Se suicidaron: Platón desconfiado, tres cartas borroneadas, el almohadón y su maldición llena de muerte, el caramelo en su boca asquerosa, las 15 primaveras, todos los inviernos sin calor y sus manos (atadas a la espalda, aquella cosa sin tacto), fotos que no sacó nadie, unas hojas plagadas de lágrimas.

Alguien escribió en un papel la frase para toda la vida. Biamara la lamió lento, absorbiendo la tinta y escupiendo después un gargajo negro.
Más tarde se lavó la boca, porque nadie vive de la insolente suciedad, y se quedó a dormir entre una palabra y otra, esperando por años, arrugada entre el peso de otras historias, para morir un día entre fuegos, calores y un nylon que se derrite y se pegotea al metal.

Suicidio, escribió alguien en la partida de defunción. En la cabeza de otro alguien, quizás quien aplastaba las hojas contra el fondo en llamas, se llama asesinato.



Beigualakaporisobreerre.
Los engañó a todos y no salió en el diario, porque no escondía ninguna valija en el baño, no mato a nadie de un escopetazo en la frente ni tiene que ver el INDEC. Pero este año un día de alteregos hizo un enroque sorpresa con otro y nadie se dio cuenta. Todos lo vivieron normal, pensaron que era así, pero no lo era. Y así fue que el miércoles 14 fue el martes 13 y el martes 13 no pasó nada.

Jason, Perón y los argonautas.
Sueño con escaleras que no son en espiral, sigo pensando en frío y en cada uno de esos escalones que forman un camino al cielo, al más allá. Pero igual es raro. Es raro. Raro.

Ping.

16.11.07

Los momentos en que todo baja. La vida, que es una recta, se pega a los puntos de no existencia, se achata, se vuelve tranquila y pacífica, se mueve lentamente, se agacha a atarse los cordones y en el interín uno puede acariciarla un rato.
Las noches de viento suave y mil quinientos focos amarillos, un silencio interrumpido solo por un motor que pasa, pisa fuerte y se aleja hasta perderse. Así, la noche parece algún animal cazando, agazapada, esperando el tic certero para saltar.
Solo que se duerme, siempre se duerme, antes de dar el zarpazo. Y no llega a matar a nadie, no hay vencedores ni vencidos, víctimas ni victimarios, no hay depredador ni pirámide que deje a alguien abajo del abajo.
Solo queda un olor, que puede ser a sal, a flor, a pasto y a gente, a aire húmedo, a tierra seca, a ausencia de luz, al jazmín que brotó de día y ahora se mece suavemente, cuando por fin se apaga el sol y las estrellas alumbran nada, para satisfacer el hambre del que se lance, en una búsqueda hacia el horizonte, a encontrar el amanecer.




algo tiene que me hace poner así - physics fever on friday

14.11.07

Por un lado soñé con escribir sobre una gran pelea callejera contra la policía y en el medio un corazón latiendo. Luego me imaginé una persona que al nacer hereda un gran monto (n) de dinero y puede no hacer nada con su vida por no querer comprarse unas buenas alas que salen aire gratuito. Mucho después su cruce con un estupendo donador de ideas, quien solo sonríe por donar ideas y genialidades una y otra vez con cada persona que cruza en su calle. Y después de creerme plenamente genial, me di cuenta que nada es como cuando sonreís.

Nada. Sigo soñando y el pajaro nunca cantó de noche.

11.11.07

Una esfera hueca esperando a ser rellenada. Muchas puños rozando el tintero, manos de todos los tipos y todos los colores rozando una contra otra, haciendo fuerza entre ellas por abrirse paso, agarrar el objeto y embocar en la esfera.
Dedos largos y blanquísimos pensando y calculando fríamente el tiro certero para dar con el objeto dentro de la esfera vacía, que espera.
Dedos regordetes y llenos de anillos, tirando desesperadamente a la esfera objetos, embocando a veces, errando otras, desesperados.
Unos contra otros, batallando por ser los primeros en meter la mano, tirando a embocar, pensando la mejor estrategia para que erre el de al lado y que su objeto entre antes y mejor.
Y la esfera se llena poco a poco hasta que alcanza el tope, victoriosas algunas manos, perdedoras otras, a punto de estallar y sin saber cómo vaciarse de tanto lanzamiento de estupideces.



Cuandovuelvaselblogvaasermío(?) - 1:55 o 2:55, todavía no aprendí.

10.11.07

Perdido,
por las yecas del trocén,
por galerías,
por semáforos del gris
de mis esquinas.

Perdido,
por perdido y nada más,
por mi mental
psico p-sainete,
por los riobas del bajón
de mis poesías.

Y no me encuentro.

Perdido,
como un rope de ciudad,
como un chamuyo
que se tuvo que olvidar
y era de amores.

Perdido,
me perdí de andar así,
por ahí,
haciendo eses
como en curda por andar
hiper perdido.


Tangonorrea.


(canción necesaria)
La hoja es blanca, blanca y casi eterna. El lápiz seduce a mancharla de forma ordenada, creando infinitos puntos que formen líneas y dibujen un rostro, una silueta, una persona.
Dibujo todo lo que conozco de vos. Sin omitir un detalle. Esa es la consigna. La hoja va manchándose coherentemente y ordenadamente a medida que reproduzco en gráfico todo lo que recuerdo de lo que siento que no se fue.
Estoy pensando que hay circunstancias que nos superan por tantas veces que reaccionar casi que no sirve. Como cuando en el banco de alguna clase infinito mató al número y un señor de camisa tuvo el descaro de llamarle al último "despreciable con respecto a...".
Despreciable. Una magnitud tan pequeña e ínfima, en el infinito de las distancias y lo que no se entiende más.
Ahora me cuesta un poco más dibujarte. Sé que debés seguir teniendo ese brillo de entusiasmo y ternura en los ojos, y esa sonrisa, y esos gestos. Pero las magnitudes infinitas, esas cosas gigantes que después del tiempo hacen que todo varíe, me mueven el lápiz.
¿La gente se perderá porque quiere o será simplemente que el destino es irrefutable? De repente diste un paso al costado y te situaste en el sector de mi campo visual donde tu silueta se ve difusa, extraña, desconocida.
La hoja acaba de dejar de ser eterna y puramente blanca. Ahora hay un dibujo incompleto. No sé qué parte falta exactamente, quizás lo más correcto sea decir que en su totalidad es imperfecto y no está seguro de nada. Eso no sos vos. Yo podría verlo un día empapelando la ciudad, y no me brotaría alegría de saber que quien está mirando es quien miró siempre desde tus ojos.
Voy a empezar a rezar para que la gente no sea irrecuperable. Para que un día, ese que descuenta almanaques y cada vez se anuncia más, aparezcas desde algún lado corriendo, levantando los brazos y anunciando que desde el centro mismo de tu pecho viene una mano amiga a ayudar a esta dibujante frustrada y ya resignada a terminar el dibujo inconcluso que cuenta, ya con lágrimas de pena, quién sos.


spanish please - último viernes

6.11.07

Morirte de sed, ahogado en el desierto acá a dos cuadras. Insuficiencia en los ojos, que miran sin ver más que difusas siluetas de gente que probablemente no exista.
En tus pies descansan sueños y en tu voz conviven llantos.
Completando la ironía, viviendo y maldiciendo, escupiendo al suelo uno o dos dientes con sangre después de cabezasos contra la pared.
Morirte de sed, sumergido en un vaso de agua. Qué risa.
No atinaste a tomar ni un trago, creyendo que estaba vacío. Triste el destino, triste tus ojos insuficientes, triste tu mano que cincha el mantel y tira abajo la mesa. De brazos cruzados espera la Moira por sacar la tijerita del bolsillo y cortarte el hilo. Quedate así un segundo más, dale. No hay hilos de oro que rompan filos y te salven a último momento.
Y uno no se da cuenta pero termina siempre acá, al comienzo del camino donde un punteo y un rasgueo anuncia que arranca una nueva canción. De vuelta al principio, a subir unas escaleras que siguen pareciendo largas, larguísimas y una propuesta resuena en las cabezas de los caminantes.
No sé cómo voy a hacer para llevar ésta melodía en mi cabeza y recordarla de memoria para no poder fallarle nunca a cada uno de mis principios, cada uno de mis comienzos, cada uno de mis yos sonriendo y viendo que todo va a terminar bien. La propuesta resuena y resuena.

Vamosalbosquenena.

4.11.07

Lo, quizás, aunque la verdad que no sé porqué debería serlo, desconcertante, es saber que el sentimiento y la situación se desarrollan siempre y seguirán dándose de noche y siempre en el mismo lugar lleno de locos inauditos.
Terrible, porque entonces cada vez que la cuenta arranque desde cero luego del beso comprometido en la esquina y el caminar se vuelva de mano en bolsillos, siempre se sabrá qué pasa. Pero siempre. Y ese repetirse inevitablemente, como es inevitable que nos pasen mil ciento veinte ómnibus hacia un destino equívoco, ese repetirse nocturno y por demás sabido, comienza a asustar un poco. Y en verdad no, ¿cómo va a asustar lo que no es nada más que conocido?
Lo primero es siempre saber que hay dos caras importantes mirando cual maniquíes en vidrieras prendidas con luz amarillenta. Dos hombres parados o sentados, simplemente mirando para afuera, a quienes no hay que saludar porque no tienen el placer de cruzarnos sino que solo quieren saber qué y quién pasa a esa hora por esa calle.
Hay un túnel que es una gran boca de cemento que se traga conductores casi-ebrios o ebrios, o simplemente conductores, y cada tanto eructa un vaho con olor a neumático quemado, humo y metal. La gente que anda por la vuelta lo huele y frunce la nariz en clara señal de asco, pero se acercan despacio a la baranda para oler más y más de cerca y llenarse los pulmones del vaho eructado desde las entrañas subterráneas, y sentir el ruido de la deglución del conductor y su cápsula motorizada.
Ah... ahora sí, piensa uno, ahora sí estoy suficientemente cargado de vaho espeso y puedo odiar en paz este lugar pero a la vez querer abrazar las columnas plagadas de afiches, como si fuera esa pierna, ese muslo, ese sabor que espera que sea infinitamente imprudente.
Ese uno, aspirando un poco más, ya se entregó a la lujuria ciudadana de dormir con el enemigo y querer hacerle el amor siempre que pueda. Por eso absorbe. Su diafragma baja y baja hasta que la diferencia de presión llena de vaho sus pulmones. Nada mejor que contaminarse del todo para terminar de aceptarlo.
Después, solo quedan algunas cuadras más con otras imágenes menos crueles, algunos faroles y, al final, el banco de metal que siempre llega; de fondo una enredadera silenciosa que, se sabe, guarda tantas memorias de gente varada en la espera que está por secarse y, quizás, el destino correcto llegue después de mil otros que no son, no sirven o no existen.



!
Cual es el factor que se fue repitiendo en cada gen de nuestros procreadores que en sueños de campo y libertad se fueron hundiendo en el mismo barro de los cimientos de un nuevo mañana para llegar a terminar con bola atada al pie como un negro vomitando en el siglo II, como un griego esclavo de tanta democracia, como un sorete manchando la vereda de esta mierda de ciudad. Cual fue la fecha de vencimiento de tantos sueños que coreaban en un estadio la llegada de una nueva aventura nunca vivida antes por ningun ser. Ninguna conciencia esperaba lo que iba a venir, y no vino más que conformidad y unas alas que al acercarse al sol una vez más cayeron y cayeron como cadaveres al río. Enseñando un montón a no resignarse, con los ojos mirando el piso van yendo por la mañana a meterse nuevamente en una lata de sardinas que les llene de billetes la panza, de comida la cabeza y de mierda la memoria del movicom. Los ojos tristes no se disimulan y negros van llegando a la muerte de un caracter mas en una computadora de Nueva York que disminuye la poblacion en un lugar que la muerte es el final de tanto sufrimiento y tanta esquiva ilucidez.
Lejos estamos de no querer ver mas el siete con el cinco, el cuatro con el tres. De sirena en sirena, siguen ciegos quienes descalzos pedian pasto y pan. Lejos estamos de querer soñar con volar y a no icarear que somos mas, y vamos a terminar siendo menos. Siempre polvo, nunca pan, nunca pasto. Siempre polvo en la tierra del planeta tierra. El problema es el planeta tierra, el factor en común es la humanidad. La vida es sueño y los sueños...

¿Seguís mundo?

3.11.07

Me mira desde arriba de la silla y sonríe. Pero sonríe en serio. Tiene la boca abierta al aire, los ojos entrecerrados, las mejillas con profundas marcas de alegría. Quizás un recuerdo le provocó una sonrisa en ese último respiro. Está como flotando por encima de la silla y los pies le giran en circulos alrededor. Sin aliento está el cuarto, uno en medio de miles que hay, en un monstruoso edificio que alguna vez supo ser zul y hoy no es más que un matadero de violadores.
La soga en el cuello no le queda tan bien como una bufanda.

Insa_ _ _ _ _ _ .

1.11.07

Me mira desde arriba de la silla y sonríe. Pero sonríe en serio. Tiene la boca abierta al aire, los ojos entrecerrados, las mejillas con profundas marcas de alegría.
Le digo que creo que los últimos días no deberían ser tan lindos. Que tanto olor a verano, y tanta risa, y tanto barullo, no sé, me hace dudar. Se ríe un segundo más, baja de la silla, borra unas palabras escritas con tiza blanca y mira por la puerta. El corredor está vacío. Veo sombras, escrituras en la pared que se tragan la pintura blanca encima de ellas, sillas destartaladas que antes le sostenían la sonrisa, y ahora un aplauso.
Entonces creo que si sonriera así todos los días yo tendría miles de flores en la ropa, cientos de brillos, cuatro mil gestos en la cara y agua que hacer correr entre las manos para siempre.
Nada absorbe lo que es tan indeleble.



Nosotros monologueamos - algoquehagamágicotudía
Las ganas desde las entrañas que piden mover ese piecito al ritmo del cuatro por cuatro detrás de una pollera larga que transpira flores y sangre latiendo. Una montaña en el rostro, de esas que simulan mostrarse inexpugnables en las tapas de National Geographic. Una gota suicidandose en la ladera y una brisa veraniega que pide que cuenten una vez más hasta tres y va. Va.

Mortero Roll.

31.10.07

Amapolas, avena y grama.
Un eterno sueño en la retina de un pintor se va esfumando en un lienzo que vertical va recibiendo sol de un pincel. Es un trigal extenso que con el brillo de las cerdas va resplandeciendo en la memoria de un catalán que con ojos de triste va pensando en lo lejos que está de esa mano, lo improbable que es llegar desde el lugar más abstracto de su cerebelo poder tocar y acariciar realidad.
El pelo, el alma, el vientre y los ojos.
En cada rincón de su máquina lleva un recuerdo, en cada esquina de su barrio y en cada piedra que forma la calle hay una cara y un lunar que se parece fervientemente a las palabras que dijo una vez en voz baja y mirando con ojos entrecerrados una luna que no se ponía ni al llegar el día y un arcoiris que flotaba en una noche de sol.

Empedado con vino de bar viejo.

27.10.07

Hace 5 años conocí a alguien que aún sin entender de verdad la tristeza lloraba frente al espejo sin verse, se sentaba en una silla contra una pared y nadie movía su existencia de allí, casi viendo pasar las gentes y los días, como si no pudieran hacer nada más que sucederse.
Nunca entendí qué fue lo que le pasó. Si estaba así tan sola porque quería, o porque alguna circunstancia la había dejado medio abandonada.
Era muy chica, de verdad no entiendo porqué no jugaba más de lo que lloraba frente al espejo, aunque creo que nunca lo hizo para verse, ni por verse, sino porque verse llorar alimentaba el círculo vicioso de la tristeza y el llanto, el no saciar, el querer sacar lo que realmente aún (creo) no sabe qué era.
Hacía calor, y a veces escribía frases en código en una agenda. No entendía nada.
Un día pintó un cuadro que se quemó otro día, mucho más tarde, quizás 5 años después, cuando recordando aquellos días de soledad autoimpuesta, pensó que la verdad que nunca iba a entender qué le pasaba, ni porqué ahora escribe sobre ello.

De repente quedan esas imágenes retratadas en el fondo de la mente. La pared, la abertura, los ventanales, la silla, la playa vacía, el baño, una cara, 13 años, páginas marrones, cosas que no tienen explicación por más que se busque y se rebusque mil veces, por más que encuentre la pista, abra la puerta y atrás esté la solución, como pintada en acuarela en cuadro quemado.



El sector conciente se pregunta: ¿Eh?
Yo tengo el as, la flor, el cuento, la palabra. Yo tengo en la manga un hilo de agua que me baja desde la sien y cuelga hasta el suelo. Tengo dos marcas en el pecho, de dos manos. Tengo un pico de pájaro en la nuca, un par de alas rotas en los hombros, y los pies cortados seis mil ochocientas setenta y tres veces. Ni una menos. Acabo de hacer la cuenta, sumando cada uno, uno tras otro, como amaneceres. Y la cuenta no falla, tiene repetición perfecta. Todo es perfecto en el plano de los dolores como cortes en la planta de los pies (y no son las calles! O... sí?), si sistemáticamente cada día tiene un motivo (y con uno alcanza) para producirlos.
Pero yo tengo el as, aunque no debajo de manga. Y tengo la flor, que no prende de ningún ojal. Y el cuento que no fue contado, porque para repeticiones están los cortes. Y la gente (no, gracias, paso). Las alas son de mentira a veces, a veces son de verdad, pero siempre siempre pierden plumas. Yo no sé porqué.
La palabra tiene gusto dulce y amargo al mismo tiempo. Es como lamer lo tentador y saber que abajo, abajo está la parte que no te va a gustar. Pero tu lengua es más que tu corazón, y tu lengua lame y lame la fina capa dulce del mundo, hasta que la tierra la invade y se reseca y entonces la lengua cuelga de vos sin servir para nada más que para seguir lamiendo supuestas dulzuras. La palabra que tengo quizás sea así cuando no es óptima. Pero hace esfuerzos. Quiere dejar de vivir en las cuerdas vocales para irse más abajo, al medio del pecho.

Ahora me duelen las manos. Alguien me contó muchas cosas sobre las manos una vez. A veces son coladores. A veces imaginan estrellas. Y ahora duelen, porque saben oler en el aire cuando estás tapando la olla y todos sus vapores, encerrando el gas, a punto de explotar. Y duelen, porque la estrella es mentira, porque el as que no está en mi manga se fue navegando mi hilo de agua desde la sien, y el charco de seis mil ochocientos setenta y tres cortes en los pies crece tanto que ahoga el cuento, la palabra, la flor, y el amor que sí es una estrella y sí brilla, y brillará el día que lo llames como si no costara más que eso, como si al fin y al cabo estos tiempos no fueran tan complicados como para que no sea posible insistir eternamente en este mismo loco intento.*


Fiame un poco de vida alma Zen - Unomásqueayer.


* Porque cuando el paso del tiempo y los siglos y la historia también marcan una tendencia y se vuelven moda, cuando el siglo marca la actitud y nunca pasa nada distinto que suene atemporal, entonces, amigo mío, estamos más que perdidos. Así que a ver si cambia de enemigo y se fija primero en esta cosa loca que tienen los siglos de perder dignidades e ir sumando patéticas costumbres de destruir lo sencillo e imprescindible, cambiar los significados, vender un corazón, bailar por un sueño.
Se podrá vivir la vida y no el siglo?

26.10.07

Intérvalos. Sístole, diástole, sístole, diástole.

Largar el impulso de todo un chorrete de palabras que no vienen de ningún otro lado más que del inconsciente, donde los conocimientos, y las frases justas, y la sabiduría perduran y están (y es tan simple!) y se expulsan y no hay problemas de expresión que sirva.
Resultado de una larga y constrictiva sístole. Todo contraído. La mente, el cuerpo y el alma. Días de encerrarse a tragar páginas y cerrar los ojos. A veces suena a telepatía.
Y sin embargo después de esas décimas de segundo de extrema presión, que pueden ser siglos, la puerta de madera, el ruido del pestillo, la palabra de aprobación y luz. Y ya no recuerdo que tanto dolían los retorcijones en el estómago, la piedra en la cabeza, la esponja que se absorbía la humedad en los ojos y esa máquina estúpida que lo empujaba todo para adentro.
Afuera el pasillo blanco, caer de espaldas y esperar en paz algo que llegará y es inminente.
Esos estados de distensión, ese aire que una vez más vuelve a fluir, ese cerebro que se oxigena. Como si le subieran el volumen de pronto al mundo, y una vez más las risas y las voces y los murmullos y los gritos y los pájaros aparecieran en los oídos.
Diástole. Diástole.
Ahora el sueño es profundo y sin embargo despierto y abierto al mundo. La calle era una repetición de focos amarillentos en medio de un ambiente llenísimo de aire fresco y puro. Homeostasis, equilibrio en mí como si todo fuera tan perfecto como se abre y se desarma y se rige y se organiza, y todo fluye, llega, nutre, revitaliza, invade de oxígeno, vacía de humo. Ahora el sueño es profundo pero es hacia afuera. Tiene la cara mojada. Le brillan los ojos. Huele a agua. Se siente como aire. Y es transparente. Ahora el sueño es distensión, diástole.
Quedan pocos segundos de relajación. Adelante, donde la sangre aguarda una vez más a ser propulsada, espera la contracción, el bloqueo fuerte, los retorcijones, la presión, los apuros. Adelante la sístole. El ciclo una vez más. Comprimir y descomprimir sesenta veces por minuto la existencia. Solo resta aguardar. El aire se hará humo entonces, volverán a taparse los oídos, y despertarán deseos, una vez más, de abandonar la presión definitivamente y volverse fluido que corre y nunca para, no tiene trabas.


Creo que morí, creo que viví - Viernes, del Río Ebro a Viña del Mar en 4 horas.

25.10.07

Te deja ciego como un estúpido ciego.
Te deja medio ciego y medio tonto.
Te deja sin los reflejos suficiente de saber que estás comprando una porquería tras otra en un mundo más virtual que un megabyte.
Pero andá a cagar y date cuenta que comprás inutilidad por módicas sumas de papel pintado.
Pero andá y fijate que las calcomanías brillan más con la cabeza que con los pulmones.
Date vuelta, date cuenta, date chances.

Vete de aquí, cuervo negro.
Complicado el clima digno para salir a jugar a este campo blanco. Una nieve vertical que cae delante de mis ojos que son nubes blancas para rellenar de prosa rimada que alguien leerá. No hay destinatarios ni remitentes reales en estas cartas que se gritan al viento, no hay música más que en la mente que alguna vez soltó este ladrido, aunque siga sonando en el pasado de por ahí. Y hace días que el cielo gris no para de llorar. En los ascensores, en los pasillos y en el almacén la gente habla de que no para de llorar hace días y que el clima nunca fue así, ni el año pasado que venía menos peor. Los exagerados dicen que se acaba el mundo acá donde no estás mirando. Los menos fatales lloran letras de cianuro en mentes ajenas, que perciben el suicidio y el pánico. Mierda.

Dando la vuelta al mundo, volando en una mosca infernal.
Manifiesto Rock: música dura, la suicidada por la sociedad.


Son tantos los matices que comprenden la actitud creativa de la música local ( entendiendo que en esa actitud existe un compromiso con el momento cósmico humano ), son tantos los pasos que sucesivamente deforman los proyectos, incluso los más elementales como ser mostrar una música, reunir mentes libres en un recital, producir en suma algún sonido entre la maraña complaciente y sobremuda que:

EL QUE RECIBE DEBE COMPRENDER DEFINITIVAMENTE QUE LOS PROYECTOS EN MATERIA DE ROCK ARGENTINO NACEN DE UN INSTINTO.

Por lo tanto: el Rock no le concierne a ciertas músicas que aparentemente INTUIDAS POR LAS NATURALEZAS DE QUIENES LAS EJECUTAN siguen guardando una actitud paternalista, tradicional en el sentido enfermo de la tradición, formulista, mitómana, y en la última floración de esta contaminación, sencillamente “facha”.
Sólo en la muerte muere el instinto.
Por lo tanto, si éste se mantiene invariable, adjunto a la condición humana a la que necesitamos modificar para reiluminarnos masivamente, quiere decir que tal instinto es la vida.
El Rock no es solamente una forma determinada de ritmo o melodía.
Es el impulso natural de dilucidar a través de una liberación total los conocimientos profundos a los cuales, dada la represión, el hombre cualquiera no tiene acceso.
El Rock muere sólo para aquellos que intentaron siempre reemplazar ese instinto por expresiones de lo superficial, por lo tanto lo que proviene de ellos sigue manteniendo represiones, con lo cual sólo estimulan “EL CAMBIO” exterior y contrarrevolucionario.
Y no hay cambio posible entre opciones que taponan la opción de la liberación interior.
El Rock no ha muerto.
En todo caso, cierta estereotipación en los gustos de los músicos debería liberarse y alcanzar otra luz.
El instinto muere en la muerte, repito.
El Rock es el instinto de vivir y en ese descaro y en ese compromiso.
Si se habla de muerte, MUERTE, si se habla de vivir, VIDA.

Más vale que los rockeros, cualesquiera sean sus tendencias (entre las cuales dentro de lo que se entiende por instinto de Rock no hay mayores contradicciones) jamás se topen con los personajes hijos de puta demonios colaterales del gran estupefaciente de la represión que pretende conducirnos por el camino de la profesionalidad.
Porque en esa profesionalidad se establece ( y aquí entran a tallar todas las infinitas contusiones por las que se debe pasar hasta llegar a dar ) un juego que contradice a la liberación, que pudre el instinto, que modifica como un cáncer incontenible la piel original de la idea creada hasta hacerla, en algunos casos, pasar a través de un tamiz en el que la energía totalizadora de ese nuevo lenguaje abandona la sustancia integral que el músico dispuso por instinto en su momento de crear, y luego esa abortación está presente en los escenarios, en la afinación, hasta en la imagen exterior del mensaje cuando por fin se hace posible verlo.
Tengo conciencia de que el público ve esta debilidad y no se libera: sufre.
Luego esta ausencia de totalidad, esa parcialidad, es el negocio del Rock.
El negocio del cual viven muchos a costa de los músicos, poetas, autores, y hombres creativos en general.
O sea, esta difamación de proyectos sólo adquiere relieve en esa “ganancia” que representa haber ejecutado el negocio, y solamente en ese nivel hay una aparente eficacia.
Es la parcialidad de pretender que algo que es de todos termina en definidas cuentas en manos de aquellos bastardos de siempre.
Este mal, por último rebote, cae nuevamente en la nuca de los músicos, y los hace pelota.
Luego de participar del juego, son muy pocos los que aun permanecen con fuerzas para impedir la trampa al repetir una y otra vez el juego mediante el cual expresarse, o simplemente arriesgar en el precipicio de la deformación un mensaje que por instintivo es puro y debería llegar al que lo recibe tal cual nació.
Este juego pareciera ser el único posible (hay mentalidades que nos fuerzan a que sea así).
Lo importante es que hay otros caminos.
Luego de haber caído tantas veces antes de ejecutar esa caída final, parábola definitiva en la que se cierran los cerebros para no amar ni dar, hay muy pocos músicos que pueden seguir conservando ese instinto.

DENUNCIA SIN EL LIMITE DE LA DENUNCIA A LO QUE NO RECIBE DENUNCIA A LO QUE LA DENUNCIA TRASPASA A ALGO PEOR QUE LA DENUNCIA MISMA.

Denuncio a los representantes y productores en general, y los merodeadores de éstos sin excepción, por indefinición ideológica y especulación comercial.
Ya que estos no se diferencian de los patrones de empresa que resultan explotadores de sus obreros.
O sea, por ser los engranajes de un pensamiento de liberación a quienes no les interesa que toda la pieza se mueva, dado que al producirse el más mínimo movimiento, serían los primeros en auto reprimirse y dejarían por tanto de participar en “la cosa”.

Denuncio a ciertas agrupaciones musicales que se alimentan con esas mentalidades no libres, a pesar de contar con el apoyo del público de mente libre.

Denuncio a otros grupos musicales por repetitivos y parasitarios, por atentar contra la música amplia y desprejuiciada, estableciendo mitos con imágenes calcadas de otras músicas que son tan importantes como las que ellos no se atreven a crear ni sentir.

Denuncio a los tildadores de lo extranjerizante porque reprimen la información necesaria de músicas y actitudes creativas que se dan en otras partes del planeta, y porque consideran que los músicos argentinos no pueden identificarse con sentimientos hoy día universales.
Además es de prever que si estos señores desconocen que la Argentina provee a su música nuevos contenidos nativos, ellos mismos están minimizando la riqueza de una creación local apenas florecida.

Denuncio a otras mentalidades por elitistas y pronosticadoras del suceso de la muerte de algo que por instintivo no puede morir antes de la vida misma.

Denuncio a las editoriales “fachas” por distribuir información falsa en sí misma y por deformar la información verdadera para hacerla coincidir con las otras mentalidades a las que denuncio.

Denuncio a los participantes de toda forma de represión por represores y a la represión en sí por atañir a la destrucción de la especie.

Denuncio finalmente a mi yo enfermo por impedir que mi centro de energía esencial domine este lenguaje al punto de que provoque una total transformación en mí y en quien se acerque a esto.
El rock, música dura, cambia y se modifica, en un instinto de transformación.


Luis Alberto Spinetta, Septiembre de 1973.

21.10.07

Terrorismo Poético

x Hakim Bey


BAILES INVEROSÍMILES EN CAJEROS automáticos nocturnos. Despliegues pirotécnicos ilegales. Land art, obras terrestres como extraños artefactos alienígenas desperdigados por los parques naturales. Allana moradas pero en vez de robar, deja objetos poético-terroristas. Secuestra a alguien y hazlo feliz. Elige a alguien al azar y convéncele de ser el heredero de una inmensa, inútil y asombrosa fortuna -digamos 5000 hectáreas en la Antártida, o un viejo elefante de circo, o un orfanato en Bombay, o una colección de manuscritos alquímicos-. Al final terminará por darse cuenta de que por unos momentos ha creído en algo extraordinario, y se verá quizás conducido a buscar como resultado una forma más intensa de existencia. Instala placas conmemorativas de latón en lugares (públicos y privados) en los que has experimentado una revelación o has tenido una experiencia sexual particularmente gratificante, etc. Ve desnudo como un signo.
Convoca una huelga en tu escuela o lugar de trabajo sobre las bases de que no satisfacen tus necesidades de indolencia y belleza espiritual.
El arte del graffiti prestó cierta gracia a los laidos subterráneos del metro, y a los rígidos monumentos públicos; el TP también puede ser creado para lugares públicos: poemas garabateados en los lavabos del juzgado, pequeños fetiches abandonados en parques y restaurantes, arte en fotocopias bajo el limpiaparabrisas de los coches aparcados, Consignas en Grandes Caracteres pegadas por las paredes de los patios de recreo, cartas anónimas enviadas a destinatarios conocidos o al azar (fraude postal), retransmisiones piratas de radio, cemento fresco...
La reacción o el choque estético provocados por el TP en la audiencia han de ser al menos tan intensos como la agitación propia del terror -asco penetrante, excitación sexual, asombro supersticioso, angustia dadaesca, una ruptura intuitiva repentina- no importa si el TP va dirigido a una sola o a muchas personas, no importa si va "firmado" o es anónimo, si no transforma la vida de alguien (aparte de la del artista) es que no funciona.
El TP es un acto en un Teatro de la Crueldad que no tiene ni escenario, ni filas ni asientos, ni localidades, ni paredes. Con objeto de que funcione en absoluto, el TP debe desvincularse categóricamente de toda estructura convencional del consumo del arte (galerías, publicaciones, media). Incluso las tácticas de guerrilla situacionistas de teatro callejero resultan ya demasiado conocidas y previsibles.
Una seducción exquisita -conducida no sólo por la causa de la mutua satisfacción sino también como acto consciente en una vida deliberadamente bella- puede ser el TP definitivo. El terrorista P se comporta como un estafador cuyo objetivo no es el dinero, sino el CAMBIO. No hagas TP para otros artistas, hazlo para gente que no repare (al menos por un momento) en que lo que has hecho es arte. Evita las categorías artísticas reconocibles, evita la política, no te quedes a discutir, no seas sentimental; se implacable, arriésgate, practica el vandalismo sólo en lo que ha de ser desfigurado, haz algo que los niños puedan recordar toda la vida -pero no seas espontáneo a menos que la musa de TP te posea-.
Vístete. Deja un nombre falso. Se legendario. El mejor TP está contra la ley, pero que no te pillen. Arte como crimen; crimen como arte.




[Recogido en CAOS: Los pasquines del anarquismo ontológico (1984) y publicados en T.A.Z. Zona Temporalmente Autónoma, Ed. Original: Autonomedia, P.O.Box 568, Williamsburg Station Brooklyn, NY 11211-0568, EEUU; Ed. Española: Talasa, 1996 c/ Hileras, 8, 1º dcha; 28013 Madrid, traducción de Guadalupe Sordo.]

20.10.07

La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que todo esté en su sitio, la misma mujer al lado, los mismos zapatos, el mismo sabor de la misma pasta dentífrica, la misma tristeza de las casas de enfrente, del sucio tablero de ventanas de tiempo con su letrero Hotel de Bélgica.

Meter la cabeza como un toro desganado contra la masa transparente en cuyo centro tomamos café con leche y abrimos el diario para saber lo que ocurrió en cualquiera de los rincones del ladrillo de cristal. Negarse de que el acto delicado de girar el picaporte, ese por el cual todo podría transformarse, se cumpla con la fría eficacia de un reflejo cotidiano. Hasta luego, querida. Que te vaya bien.

Apretar una cucharita entre los dedos y sentir su latido de metal, su advertencia sospechosa. Cómo duele negar una cucharita, negar una puerta, negar todo lo que el hábito lame hasta darle suavidad satisfactoria. Tanto más simple aceptar la fácil solicitud de la cuchara, emplearla para revolver el café.

Y no que esté mal si las cosas nos encuentran otras vez cada día y son las mismas. Que a nuestro lado haya la misma mujer, el mismo reloj, y que la novela abierta sobre la mesa eche a andar otra vez en la bicicleta de nuestros anteojos, ¿por qué estaría mal?. Pero como un toro triste hay que agachar la cabeza, del centro del ladrillo de cristal empujar hacia fuera, hacia lo otro tan cerca de nosotros, inasible como el picador cerca del toro. Castigarse los ojos mirando eso que anda por el cielo y acepta taimadamente su nombre de nube, su réplica catalogada en la memoria. No creas que el teléfono va a darte los números que buscas. ¿Por qué te los daría?. Solamente vendrá lo que tienes preparado y resuelto, el triste reflejo de tu esperanza, ese mono que se rasca sobre una mesa y tiembla de frío. Rómpele la cabeza a ese mono, corre desde el centro hacia la pared y ábrete paso. ¡Oh, cómo cantan en el piso de arriba!. Hay un piso de arriba en esta casa, con otras gentes. Hay un piso de arriba donde vive gente que no sospecha su piso de abajo, y estamos todos en el ladrillo de cristal. Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo, esa polilla resuena en la pasta de cristal congelado, no todo está perdido. Cuando abra la puerta y me asome a la escalera, sabré que abajo empieza la calle; no el molde ya aceptado, no las casas ya sabidas, no el hotel de enfrente: la calle, la viva floresta donde cada instante puede arrojarse sobre mí como una magnolia, donde las caras van a nacer cuando las mire, cuando avance un poco más, cuando con los codos y las pestañas y las uñas me rompa minuciosamente contra la pasta del ladrillo de cristal, y juegue mi vida mientras avanzo paso a paso para ir a comprar el diario a la esquina.

La tarea de ablandar el ladrillo - Julio Cortázar.




[Si un día pudiera ir por ahí regalando palabras impresas en papel porque sí, quisiera que no dejara de estar este texto. Es el único que quisiera que no dejara de estar. Y si un día me preguntaran qué le daría a alguien como lectura de esas que pueden mover ciertos hilos del pensamiento, le regalaría ésta. El relato de lo que pasa todos los días cuando lo único que nos pasa en la vida es la vida. Maniquíes.]



Tarea muchas veces significa deber.

19.10.07

Habla Marcos.


Gabriel García Márquez, Ciudad de México.
Gabriel García Márquez y Roberto Pombo lo entrevistan en México.


El subcomandante Marcos llegó en 1984 a la selva Lacandona de Chiapas, en el sureste de México, y allí vivió durante 17 años con las comunidades indígenas tzotziles y tzeltales hasta el 11 de marzo pasado, cuando la marcha que encabezó y que cruzó medio país remató con una manifestación gigantesca en la Plaza de la Constitución -mejor conocida como el Zócalo- de Ciudad de México.
En ese lugar, cargado de un enorme peso histórico, el jefe del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, sin un arma encima, hizo oficial la decisión de su movimiento de hacer política por las buenas. Desde ese día los mexicanos tienen el alma en vilo, pues saben que en buena medida el destino del país depende del éxito o del fracaso de las gestiones de este misterioso hombre encapuchado y del puñado de comandantes que componen su estado mayor. Su misión es lograr la aprobación de una ley de derechos para los indígenas y sentar al Gobierno de Vicente Fox, cara a ca! ra, en una mesa de negociación.
Marcos se instaló con su gente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), al sur de la ciudad, cuyos salones de clase improvisados como dormitorios y recintos de reuniones se han convertido en el centro de la atención de la opinión pública mundial, debido a la importancia de sus inquilinos actuales y a la catarata de noticias de implicaciones definitivas que se generan allí minuto a minuto.
El subcomandante de los zapatistas no había logrado que el Congreso le permitiera exponer su criterio sobre la ley de los indígenas ante los diputados en pleno, pues la división de opiniones en todos los partidos políticos impedía alcanzar cualquier consenso frente al tema. Al final, el jueves, se abrió una luz de esperanza cuando el Congreso aprobó, en una votación apretada, la propuesta de oirlo. Entre tanto, Marcos y el presidente Fox buscaban sin éxito ponerse de acuerdo sobre cuál es la mejor manera de dar el primer paso ! para iniciar en firme el proceso de conversaciones de paz entre la guerrilla y el Gobierno.
La semana pasada terminó en un suspenso tremendo. Antes de la decisión del Congreso, los zapatistas habían anunciado su determinación de regresar a Chiapas por considerar que la clase política se estaba cerrando al diálogo, y para atajarlos Fox había respondido con la orden de levantar los puestos de vigilancia militar en la zona del conflicto y con el anuncio de que liberaría al resto de los guerrilleros que aún están en prisión. El temor que generaba el ingreso zapatista a Ciudad de México para exigir los derechos de los indígenas parecía haber sido superado por la inquietud que producía la posibilidad de que regresaran a su tierra con las manos vacías.
A través de una cadena de mensajes con amigos comunes, el subcomandante Marcos aceptó hablar con los periodistas de CAMBIO. La cita era a las 9:30 de una noche de la semana pasada. La entrada principal de la Escuela de Antropología está protegida por agentes de la policía, y un grupo de estudiantes, que hace guardia las 24 horas del día, vigila los salones de clase donde están los zapatistas. Después de atravesar los dos anillos de seguridad, llegamos al lugar de la reunión donde no había más que una mesa y tres sillas. Cinco minutos más tarde llegó Marcos y habló con nosotros.


CAMBIO: Después de siete años de que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional anunció que un día entrarían triunfantes a Ciudad de México, usted entra a la capital y encuentra el Zócalo completamente lleno. ¿Qué sintió al subirse a la tarima y ver ese espectáculo?

Subcomandante Marcos: Siguiendo la tradición zapatista de anticlímax, el peor lugar para ver una manifestación en el Zócalo es el templete. Había mucho sol, mucho smog, teníamos dolor de cabeza y estábamos muy preocupados cont! ando a las personas que se iban desmayando delante de nosotros. Yo le comentaba a mi compañero, el comandante Tacho, que debíamos apurarnos porque cuando empezáramos a hablar nosotros no iba a quedar nadie en la plaza. No alcanzaba a verse toda la extensión. La distancia que teníamos por seguridad respecto a la gente, era una distancia también emotiva, y no nos enteramos de lo que pasó en el Zócalo hasta cuando leímos las crónicas y vimos las fotos al día siguiente. En ese sentido, y ya valorando sobre lo que otros nos dicen que fue, sí pensamos que fue la culminación de una etapa, que nuestro discurso, nuestra palabra en ese día era la apropiada y la más acertada, que desconcertamos a sectores que hubieran esperado que fuéramos a tomar el Palacio o a llamar a una insurrección generalizada. Pero también a los que pensaban que nuestro discurso se iba a limitar a la cuestión poética o lírica. Creo que el balance conseguido fue suficiente y que de una u otra forma el Ezln ! estaba hablando en el Zócalo el 11 de marzo, pero no del 2001, sino que estaba hablando de algo que estaba todavía por completarse: ese sentimiento que significa que la derrota definitiva del racismo se convierta en una política de Estado, en una política educativa, en un sentimiento de toda la sociedad mexicana. Como que eso ya está resuelto ahí, pero falta todavía algún trecho. Como decimos los militares, la batalla estaba ganada, pero todavía había algunos combates que dar. Creo, finalmente, que el Zócalo del día 11 de marzo nos decía que había sido acertado dejar las armas a un lado, que no era eso lo que provocaba que tuviéramos interpelación con la sociedad, que la apuesta a una movilización pacífica era correcta y que daba resultados. Falta que el Estado mexicano lo entienda, que el Gobierno en concreto lo entienda.

“El 11 de marzo nos dijo que fue acertado dejar las armas a un lado, que la apuesta a una movilización pacífica era correcta”.

Usted utilizó la expresión "como decimos los militares". Para los colombianos que hemos oído a nuestra guerrilla, el suyo no suena como un discurso militar. ¿Qué tanto de militares tienen usted y su movimiento, y cómo describe la guerra en la que ha luchado?

Nosotros nos hicimos dentro de un ejército, el Zapatista de Liberación Nacional. La estructura es militar. El subcomandante Marcos es el jefe militar de un ejército. En todo caso nuestro ejército es un ejército muy otro porque lo que se está proponiendo es dejar de ser ejército. El militar es una persona absurda que tiene que recurrir a las armas para poder convencer al otro de que su razón es la razón que debe proceder, y en ese sentido el movimiento no tiene futuro si su futuro es el militar. Si el EZLN se perpetúa como una estructura armada militar, va al fracaso. Al fracaso como una opción de ideas, de posición frente al mundo. Y lo peor que le podría pasar, aparte de eso, sería que llegara al poder y se instalara como un ejército revolucionario. Para nosotros sería un fracaso. Lo que sería un éxito para una organización político-militar de las décadas del 60 y del 70, que surgió con los movimientos de liberación nacional, para nosotros sería un fracaso. Nosotros hemos visto que finalmente esas victorias eran fracasos o derrotas ocultas detrás de su propia máscara. Que lo que estaba pendiente siempre era el lugar de la gente, de la sociedad civil, del pueblo. Que finalmente es una disputa entre dos hegemonías. Está un poder opresor que desde arriba decide por la sociedad, y un grupo de iluminados que decide conducir al país por el buen rumbo y desplaza a ese otro grupo del poder, toma el poder y también decide por la sociedad. Para nosotros esa es una lucha de hegemonías, y siempre hay una buena y una mala: la que va ganando es la buena y la que va perdiendo es la mala. Pero para el re! sto de la sociedad, las cosas no están cambiando en lo fundamental. En el Ezln llega un momento en que se ve rebasado por lo que es el zapatismo. La E de la sigla queda empequeñecida, con las manos amarradas, de tal forma que para nosotros no sólo no significa una carga movilizarnos sin armas, sino que en cierto sentido también es un alivio. De hecho, la fajilla pesa menos que antes y sentimos que pesa menos la parafernalia militar que necesariamente lleva un grupo armado a la hora del diálogo con la gente. No se puede reconstruir el mundo, ni la sociedad, ni reconstruir los estados nacionales ahora destruidos, sobre una disputa que consiste en quién va a imponer su hegemonía en la sociedad. El mundo y en concreto la sociedad mexicana, está compuesto por diferentes, y la relación se tiene que construir entre esos diferentes con base en el respeto y la tolerancia, cosas que no aparecen en ninguno de los discursos de las organizaciones político-militares de las décadas del 60 y ! del 70. La realidad ha llegado a pasar la cuenta como siempre ocurre, y para los movimientos armados de liberación nacional el costo de la factura ha sido muy alto.

“Creer que podemos hablar por otros más allá de nosotros es masturbación política”.


Usted parece tener diferencias con la izquierda tradicional también en cuanto a los sectores sociales que los grupos representan. ¿Eso es así?

Voy a señalar a grandes rasgos dos vacíos de la izquierda latinoamericana revolucionaria. Uno de ellos es el de los pueblos indios, de los que somos partícipes, y otros son los grupos supuestamente minoritarios. Aunque si todos nos quitáramos el pasamontañas no serían tan minoritarios, como son los homosexuales, las lesbianas, los transexuales. Esos sectores n! o sólo son obviados por los discursos de la izquierda latinoamericana de esas décadas y que todavía hacen carrera en el presente, sino que también se ha propuesto el marco teórico de lo que entonces era el marxismo-leninismo: prescindir de ellos y verlos como parte del proceso que debe ser eliminado. El homosexual, por ejemplo, es sospechoso de traidor, es un elemento nocivo para el movimiento y para el Estado socialista. Y el indígena es un elemento de retraso que impide que las fuerzas productivas... bla, bla, bla. Entonces lo que corresponde es eliminar esos sectores, para algunos en centros de reclusión o de reeducación, y para otros su asimilación en el proceso productivo y su transformación en mano de obra calificada. Proletarios, para ponerlo en esos términos.

Los guerrilleros suelen hablar en nombre de las mayorías. Sorprende que en su discurso usted habla en nombre de las minorías, cuando podría hablar del pueblo pobre o explotado. ¿Por qué lo hace?

Toda vanguardia se supone que es representante de la mayoría. En nuestro caso pensamos que eso no sólo es falso sino que, en el mejor de los casos, no va más allá de un buen deseo, y en el peor de los casos es un claro ejercicio de suplantación. A la hora en que se ponen en juego las fuerzas sociales, se da cuenta de que la vanguardia no es tan vanguardia y de que los representados no se reconocen en ella. A la hora en que el Ezln está renunciando a ser vanguardia, está reconociendo su horizonte real. Creer que podemos hacer esto, que podemos hablar por éstos más allá de nosotros, es masturbación política. Y en algunos casos ni siquiera es eso porque ni siquiera se siente el placer del onanismo. Apenas el que se puede obtener en los panfletos que finalmente uno es el mismo que los consume. Estamos tratando de ser honestos con nosotros mismos y alguien puede decir que es un asunto de bondad humana. No. Podemos ser incluso cínicos y decir que ser honestos nos ha dado resultado! cuando decimos que sólo representamos a las comunidades indígenas zapatistas de una zona del sureste mexicano. Pero nuestro discurso ha logrado tocar el oído de mucha gente más. Hasta ahí llegamos. No más. En todos los discursos que fuimos soltando a lo largo de esta marcha le estábamos diciendo a la gente y nos estábamos diciendo a nosotros mismos que no podíamos ni debíamos empezar a encabezar o a abanderar las luchas que íbamos tocando. Nosotros suponíamos que el México de abajo estaba muy a flor de piel, que había muchas injusticias, muchos reclamos, muchas heridas... En nuestras cabezas hacíamos la imagen de que cuando nuestra marcha iniciara teníamos que llevar un arado para ir levantando la tierra y que esto fuera surgiendo. Nosotros teníamos que ser honestos y decirle a la gente que no veníamos a encabezar nada de eso. Veníamos a encabezar esta demanda y con base en ésta se podían encadenar otras. Pero ésa es otra historia.
“Si el EZLN llegara al poder y se instalara como un ejército revolucionario, para nosotros sería un fracaso”.


¿Los discursos de su marcha se fueron construyendo pueblo por pueblo hasta llegar al de Ciudad de México, o los diseñó desde el comienzo para ser dichos de esa forma, y que el último no fuera necesariamente el más fuerte?

Mire, está la versión oficial y la versión real. La oficial es que nos dimos cuenta en ese momento de que los teníamos que hacer, y la versión real es que el discurso se fue construyendo en estos siete años. Llega un momento en que el zapatismo del Ezln es rebasado ya por muchas cosas. Estamos respondiendo no a lo que éramos antes de 1994, tampoco a lo que fuimos en los primeros días de 1994 cuando estábamos combatiendo, sino que sentimos que hemos ido adquirien! do una serie de compromisos éticos a lo largo de estos siete años. Lo que ocurrió es que pretendiendo llevar un arado, que finalmente no lo conseguimos a la hora de la hora, bastaba el propio batallar de la planta del pie cuando íbamos caminando para que esto fuera brotando. En cada plaza les fuimos diciendo a todos: "no venimos a dirigirlos, no venimos a decirles qué hacer sino que venimos a pedirles ayuda". Aún así, a lo largo de la marcha recibimos legajos de reclamos que venían desde antes de la revolución mexicana en espera de que alguien resuelva el problema. Si pudiéramos resumir el discurso de la marcha zapatista hasta hoy, sería: "Nadie lo va a hacer por nosotros". Hay que cambiar las formas organizativas, e incluso rehacer el quehacer político para que esto sea posible. Cuando decimos “no” a los líderes, en el fondo también estamos diciendo “no” a nosotros.

Usted y los zapatistas están en la cima de su prestigio, acaba de caer el PRI en México, hay un pro! yecto de ley en el Congreso que crea un estatuto indígena, y puede empezar la negociación que usted plantea. ¿Cómo ve el panorama?

Como una lucha y una disputa entre un reloj que chequea el horario de ingreso de los empleados de una empresa, que es el reloj de Fox, y el nuestro que es un reloj de arena. La disputa es entre que nosotros nos acomodemos a ese reloj de chequeo y Fox se acomode al reloj de arena. No va a ser ni uno ni otro. Tenemos que entender, él y nosotros, que tenemos que construir otro reloj de común acuerdo, y que ese es el reloj que va a marcar el ritmo del proceso de diálogo y finalmente el de la paz. Estamos en el terreno de ellos, el de la sede del poder político, donde la clase política está en el medio en donde se desarrolla. Estamos con una organización perfectamente ineficaz a la hora de hacer política, al menos esa política. Somos torpes, balbuceantes y con buena voluntad. Del otro lado están los que manejan bien esos códigos. Es, otra vez, u! na disputa entre si el quehacer político va a ser el que dicte la clase política o el que nosotros traemos. Pienso, otra vez, que no va a ser ni uno ni otro. Cuando hicimos la guerra tuvimos que desafiar al Gobierno y ahora para construir la paz tenemos que desafiar no sólo al Gobierno sino a todo el Estado mexicano. No hay una mesa para sentarse a dialogar con el Gobierno. La tenemos que construir. El reto es que tenemos que convencer al Gobierno de que tenemos que hacer esa mesa, que debe sentarse y que va a ganar. Y que si no lo hace va a perder.

¿Quiénes deben estar en esa mesa?

Por un lado el Gobierno y por el otro nosotros.

“Nosotros no tenemos entre nuestros sueños húmedos una foto con Vicente Fox”.


¿Fox no está aceptando de hecho esa mesa cuando dice que quiere hablar con usted, y que lo recibe en Palacio o que hablan en el lugar que usted escoja?


Lo que él está diciendo es que quiere su parte del pastel mediático, porque no se ha convertido esto en un proceso de diálogo y negociación sino en una carrera de popularidad. Lo que quiere Fox es conseguir la foto para garantizar su presencia en los medios de comunicación. El proceso de paz no se construye con un evento coyuntural sino con un diálogo. Ese proceso no se construye con fotos, sino dando señales, sentándose y dedicándose a eso. Nosotros estamos dispuestos a hablar con Fox, si él se va a responsabilizar del diálogo y la negociación hasta que termine. Pero nosotros le preguntaríamos: ¿entonces, quién va a gobernar al país durante el tiempo en que esté reunido con nosotros, que será un proceso arduo? Bueno, qué les voy a decir yo a los colombianos de eso, si saben que los procesos de negociación y diálogo de un conflicto armado son escabrosos y que no es posible que el jefe del Ejecutivo se dedique de tiempo completo a eso. Que nombre un comisionado y sobre ese comisionado lo podemos construir. No hay afán. Nosotros no tenemos entre nuestros sueños húmedos una foto con Vicente Fox.
En ese proceso tan largo, ¿va a seguir así, vestido de guerrillero en un recinto universitario? ¿Cómo es un día suyo?

Me levanto, doy entrevistas y llega la hora de volver a dormir (risas). Hacemos interlocución con varios de estos grupos que le he mencionado. Un montón de mundos o submundos -depende de cómo estén perseguidos y marginados- que el discurso zapatista ha tocado. Lo que estamos haciendo es tener dos mesas y una de esas sillas giratorias y de rueditas que había cuando yo era joven. Estamos en este momento en una mesa con el Congreso de la Unión y en otra mesa con las comunidades de la Ciudad de México. Pero nos preocupa que el Congreso nos está dando el tratamiento que le da a cualquiera que pide s! er atendido y le dicen que espere porque están atendiendo otros asuntos. Si esto es así, son muchas cosas las que se lastiman porque no sólo está en juego el reconocimiento de los derechos indígenas. Sería una carambola mala porque los golpeados serían muchos. La gente no va aceptar que la volteen a mirar sólo en la fecha electoral. Además sería una señal para los otros grupos político-militares más radicales, que han crecido con la bandera de que la negociación política es una claudicación.

Entre paréntesis, dice usted que había sillas giratorias cuando era joven. ¿Cuántos años tiene?

Yo tengo 518 años...(risas).

¿El diálogo que ustedes proponen busca la creación de nuevos mecanismos de participación popular para la toma de decisiones o están detrás de decisiones de Gobierno que consideran necesarias para el país?

El diálogo significa simplemente acordar las reglas para que la disputa que se da entre ellos y nosotros sea en otro terreno! . Lo que está en la mesa del diálogo no es el modelo económico. Lo que está en juego es cómo nos vamos a disputar eso. Es algo que Vicente Fox tiene que entender. Nosotros no nos vamos a hacer foxistas en la mesa. Lo que la mesa tiene que construir es que este pasamontañas salga con dignidad y que ni yo ni nadie tenga que regresar a llenar esto de parafernalia militar. El reto es que no sólo tenemos que construir la mesa, sino que tenemos que construir al interlocutor. Tenemos que construirlo como un hombre de Estado y no como producto de la mercadotecnia o del diseño de los especialistas de imagen. No es fácil. Era más fácil la guerra. Pero con la guerra lo que es irremediable es mucho mayor. En la política siempre se puede remediar.

“El proceso no se construye con fotos, sino dando señales, sentándose y dedicándose a eso”.





Su indumentaria es extraña: un pañuelo raído amarrado al cuello y una gorra deshecha. Pero a la vez lleva una linterna que aquí no necesita, un aparato de comunicaciones que se ve muy sofisticado y tiene un reloj en cada muñeca. ¿Son símbolos? ¿Qué significa todo eso?

La linterna es porque nos tienen metidos en un hueco donde no hay luz y el radio es para que mis asesores de imagen me dicten las respuestas a las preguntas de los periodistas. No. En serio. Este es un walkie talkie comunicado con seguridad y con nuestra gente en la selva para que nos comuniquen si hay algún problema. Hemos recibido varias amenazas de muerte. El paliacate (pañuelo) era rojo y nuevo cuando tomamos San Cristóbal de las Casas hace siete años. Y la gorra es con la que llegué a la selva Lacandona hace 18 años. Con un reloj llegué a esa selva y el otro es de cuando empezó el alto el fuego. Cuando las dos horas coincidan significa que se acabó el zapatismo como ejército y que siguen otra etapa, otro reloj y otro tiempo.

¿Cómo ve a la guerrilla colombiana y en general el conflicto armado de nuestro país?

Desde acá veo muy poco. Lo que dejan filtrar los medios de comunicación: el proceso de diálogo y negociación que tienen ahora, las dificultades que surgen en ese proceso. Por lo que alcanzo a ver es un proceso de diálogo muy tradicional, no es novedoso. Están sentados los dos a la mesa y los dos están poniendo al mismo tiempo en juego sus fuerzas militares para construir posiciones ventajosas en la mesa. O al revés, porque no sabemos qué tiene cada quien en la cabeza. A lo mejor la mesa está produciendo situaciones ventajosas para los enfrentamientos militares. No hacemos mucho caso sobre las acusaciones de ligas con el narcotráfico porque no sería la primera vez que se le acusa a alguien de esas cosas y luego resulta que no es cierto. Dejamos el beneficio de la duda. No lo! calificamos como bueno o malo, pero sí tomamos distancia como lo hacemos con otros grupos armados en México en cuanto que consideramos que no es ético que todo se valga por el objetivo del triunfo de la revolución. Todo, incluyendo llevarse entre las patas a civiles, por ejemplo. No es ético que la toma del poder cubra de bondad las acciones de cualquier organización revolucionaria. No creemos eso de que el fin justifica los medios. Finalmente nosotros pensamos que el medio es el fin. Construimos nuestro objetivo a la hora en que vamos construyendo los medios por los que vamos luchando. En ese sentido, el valor que le damos a la palabra, a la honestidad y a la sinceridad es grande, aunque a veces pequemos de ingenuos. Por ejemplo, el 1° de enero de 1994, antes de atacar al Ejército, nosotros le dijimos que lo íbamos a atacar. No nos creyó. A veces nos da resultado y a veces no. Pero a nosotros nos satisface que, como organización, nos vayamos construyendo una identidad.

¿Usted cree posible negociar la paz en medio de la guerra como sucede en Colombia?

Es muy cómodo y muy irresponsable opinar desde acá sobre lo de allá. Un proceso de diálogo y negociación no tiene éxito si las partes no renuncian a vencer. Si una de las partes utiliza el proceso de diálogo como un tour de force para ver quién derrota al contrario, el proceso de diálogo va a fracasar tarde o temprano. En ese caso, el terreno de la confrontación militar se está trasladando a la mesa. Para que el diálogo y la negociación tengan éxito necesitan partir los dos del precedente de que no pueden vencer al contrario. Hay que construir una salida que signifique la victoria para los dos, y en el peor de los casos que signifique una derrota para los dos. Pero que no siga la confrontación como está. Claro que es difícil, sobre todo en movimientos que tienen muchos años como es el caso de la guerrilla colombiana. Hay mucho ya lastimado de uno y otro lado y muchas deuda! s pendientes, pero creo que nunca es tarde para intentarlo.

“Para que la negociación tenga éxito las partes necesitan partir del precedente de que no pueden vencer al contrario”.

¿Todavía, en medio de todos esos rollos, tiene tiempo para leer?

Sí porque si no... ¿qué hacemos? En los ejércitos de antes, el militar aprovechaba el tiempo para limpiar su arma y rehacerse de parque. En este caso, como nuestras armas son las palabras, tenemos que estar pendientes de nuestro arsenal a cada momento.

“Lo más que llegaron a decirme fue que era un rabanito: rojo por fuera y blanco por dentro”.

Todo lo que dice, la forma en que lo dice y el contenido, demuestran una formación literaria muy seria y muy antigua. ¿Cómo se hizo y de dónde salió?

Tiene que ver con lo que fue nuestra niñez. En nuestra familia la palabra tenía un valor muy especial. La forma de asomarse al mundo era a través del lenguaje. No aprendimos a leer en la escuela sino leyendo los periódicos. Mi padre y mi madre nos metían rápidamente a leer libros que te permitían asomarte a otras cosas. De una u otra forma adquirimos la conciencia del lenguaje como una forma no de comunicarnos sino de construir algo. Como si fuera un placer más que un deber. Cuando viene la etapa de las catacumbas, frente a los intelectuales burgueses, la palabra no es lo más valorado. Queda relegado a un segundo plano. Es cuando llegamos a las comunidades indígenas, cuando el lenguaje llega como una catapulta. Te das cuenta de que te faltan palabras para expresar muchas cosas y eso obliga a un trabajo sobre el lenguaje. Volver una y otra vez sobre las palabras para armarlas y desarmarlas.

¿No será al contrario? ¿No será que ese manejo de la palabra es lo que permite esa nueva etapa?

Pasa como en una licuadora. No sabes qué fue lo que le aventaste primero, y lo que se tiene es el coctel.

“No es ético que todo se valga por el objetivo del triunfo de la revolución, incluyendo llevarse entre las patas a civiles”.

¿Podemos hablar de esa familia?

Era una familia de clase media. El padre, el jefe de familia, era maestro de escuela rural en la época del cardenismo cuando, como decía él, a los maestros les cortaban las orejas por comunistas. Mi madre, también maestra rural, finalmente cambia de lugar y se hace a una familia de clase media. Quiero decir que era una familia sin ninguna dificultad. Todo esto en provincia, donde el horizonte cultural es la página de sociales de un periódico. El mundo de afuera o el gran mundo era la Ciudad de México y sus librerías, porque eso era el gr! an atractivo de llegar acá. Eventualmente había ferias del libro en provincia, y ahí era donde podíamos conseguir algo. García Márquez, Fuentes, Monsiváis, Vargas Llosa (independientemente de cómo piense) para mencionar algunos a grandes rasgos, entran a través de mis padres. Nos ponen a leerlos. Cien años de soledad era para explicar lo que era la provincia en ese entonces. La muerte de Artemio Cruz, lo que había pasado con la revolución. Días de guardar, lo que estaba pasando en la clase media. De alguna forma era nuestro retrato pero desnudo, La ciudad y los perros. Todas esas cosas estaban ahí. Estábamos saliendo al mundo de la misma forma en que estábamos saliendo a la literatura. Yo creo que eso nos marcó. No nos asomábamos al mundo a través de un cable noticioso sino a través de una novela, un ensayo o un poema. Eso nos hizo muy otros. Ese fue el cristal que mis padres pusieron, como otro puede poner el cristal de los medios de comunicación, o un cristal negro para que no se vea qué está pasando.

¿En dónde está El Quijote en medio de todas esas lecturas?

Me regalaron un libro cuando cumplí 12 años, hermoso, de pasta dura. Era Don Quijote de la Mancha. Yo lo había leído pero en esas ediciones juveniles. Era un libro caro, un regalo muy especial que por ahí debe estar esperando. Shakespeare es el que llega después. Pero si pudiera dar el orden, diría que en literatura entra primero lo que se llamó como el boom latinoamericano, luego Cervantes, luego García Lorca , y ahí viene una etapa de poesía. De manera que usted (señala a García Márquez) es corresponsable de todo esto.

¿Los existencialistas y Sartre pasaron por ahí?

No. Llegamos tarde a todo eso. Propiamente a la literatura existencial y antes de ella a la literatura revolucionaria, llegamos ya muy maleados, como dirían los ortodoxos. De modo que a Marx y a Engels les entramos muy viciados por la literatura, su sarcasmo y su humor.

¿No había lecturas de teoría política?

En la primera etapa, no. Del A, B, C, D pasamos a la literatura y de ahí a los textos teóricos y políticos hasta que va entrando uno a la preparatoria.

¿Creían sus compañeros que era o podía ser comunista?

No, creo que no. Tal vez lo más que llegaron a decirme fue que era un rabanito: rojo por fuera y blanco por dentro.

“No hay mejor forma para entender el sistema político mexicano en su parte trágica y en su parte cómica que Hamlet, Macbeth y El Quijote”.

¿Qué está leyendo ahora?

El Quijote es el que está de cabecera y por lo regular cargo el Romancero Gitano de García Lorca. El Quijote es el mejor libro de teoría política, seguido de Hamlet y Macbeth. No hay mejor forma para entender el sistema político mexicano en su parte trágica y en su parte cómica: Hamlet, Macbeth y El Quijote. Mejor que cualquier columna de análisis político.

¿Usted escribe a mano o en computadora?

En computadora. Sólo en esta marcha tuve que escribir mucho a mano porque no había tiempo de trabajar. Hago un borrador, después otro y otro y otro. Parece broma, pero es por ahí del séptimo cuando sale.

¿Qué libro está escribiendo?

Estaba intentando escribir un despropósito, que es tratar de explicarnos a nosotros mismos desde nosotros mismos, que es casi imposible. Lo que nosotros tenemos que contar es la paradoja que somos. Por qué un ejército revolucionario no se plantea la toma del poder, por qué un ejército no combate si ese es su trabajo.
Todas las paradojas que hemos enfrentado: que hayamos crecido y nos hayamos hecho fuertes en un sector que está completamente alejado de los canales culturales.

Si todo el mundo sabe quién es usted, ¿para qué el pasamontañas?

Un dejo de coquetería. No saben quién soy, pero además no les importa. Lo que se está jugando aquí es lo que es y no lo que fue el subcomandante Marcos.






Revista Cambio.com. "Habla Marcos". Circa 25 de marzo de 2001.
http://www.cambio.com.co/web/interior.php?idp=21&ids=1&ida=898
(28 de marzo de 2001)