'You learn'. Canciones de éxitos. Hits de distorsión de supermercado. El envase correcto para tambalear la cabeza al ritmo de una canadiense histérica. 'De cómo Alanis Morisette te puede cambiar la noche' se llama este texto que quizás termine inconcluso, impublicable e impúdico. Y entonces me encuentro de repente -literalmente- bajo techos paternos, abrazado por los cuatro padres brazos, con paredes blancas que no buscan más que mantenerse blancas. Las paredes son como sábanas... un poco por la mediocridad del moderno arquitecto que busca baratez y otro poco porque las ganas de dormir son evidentes en la casa. Hay un clima de siesta, hay un barrio afuera con sonido a pajarito y olor a lagartija. Se oyen los pequeños lagartos y sus piecitos en la vereda... se escuchan los bombos a lo lejos. Se huele a lluvia, y a los doce también me gustaba la lluvia y su olor, como Alanis. Me parece que entre tonos disminuidos y lluvia en el patio no hay tanta diferencia. Me parece que llueve pecho adentro.
¡Qué dificil hacer sonar mis gritos que precisan un poco de rocanrol, milonga y murga como si fueran cantos a la vida y a la flor! ¡Qué tortura hablar de colores y de violetas, de flores y montones de pajaritos al sol! ¡Cuántas nomenclatu...!
¡Pum!
21.2.10
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