26.7.08

La voz del flaco rebota en los rincones del cuarto, en las paredes y en los techos. El piso de madera absorbe y repercute los pasos de alguien que jamás pisó éste escenario. Es una casa vieja y las hojas del otoño bailan fuera en remolinos invisibles. Las bolsas de supermercado son recicladas en la memoria de una película que mucho no entendió.
El flaco rebota en reversa. Un programa genera que su voz suene al revés, como la lluvia inglesa que una vez fue simple -también lado b de un escritor de novelas de bolsillo-. En reversa confiesa entre disculpas, toses y llantos de bebé que el florecimiento en los gritos, el ahogarse en la música y el homenaje al más claro de los seres de este siglo son reales. Enumera ideas sobre el arte y la vida, la música, la poesía y el arte real. Se asincera y comenta que ya quedan pocos silencios y pocos cuerpos sensuales. Esperando una respuesta silenciosa y rogando por la luz en la libre expresión. La voz en reversa es aplaudida por manos que ejercen la presión al principio del aplauso y que terminan con más distancia que nunca. Palc, palc, palc, suenan los aplausos.
Hoy suena de vuelta la voz del flaco, rebota en otros rincones entre colchones azules y ventanas de mentira. ¿Alguien lo comprenderá ésta vez?

No estoy atado a ningún sueño ya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que buen homenaje! todo tomo sentido con la ultima frase.

un saludo!