14.5.08

Erdosain siente que varios resortes de su sensibilidad escapan de los gatillos y le estremecen el tuétano de los dieintes. (Pido secreto, secreto).
Te agacharás cada vez más, de manera que la gente podrá caminar encima tuyo, y serás invisible para ellos casi, como lo es una alfombra.
Si Erdosain tirara de la punta de su odio es casi seguro que el carretel se desenvuelve definitivamente; pero él no se atreve, y las puntas de su odio cuelgan allí dentro de la caja de su pecho mientras él no sabe qué hacer.
Se acuerda de los cornudos felices y lustrosos que ha conocido y reitera la pregunta:
- ¿Me habré equivocado de planeta?
No quiere confesarse a sí mismo que siente una nostalgia terrible de llanuras miniadas colinas, que siente la nostalgia de un país donde monte por medio se habla un idioma distinto y se viste un traje diferente. El vestiría entonces una túnica de buriel, y con una escudilla en la mano limosnearía entre bueyes fajados con mantas y mujeres que manejen rastrillos.
Su amargura crece. Está solo, solo, en un siglo de máquinas de extraer raíces cúbicas y cinema parlante...

Y si Roberto aún viviera... hoy sería jardinera.
Extracto de "Los Lanzallamas" de Roberto Arlt.

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