25.2.08

Si entre voces que forman acordes y pañuelitos que agita el tiempo en el alma al darme vuelta y ver el hueco en donde estabas pensé que te habías fugado como un milagro de carnaval. Que no te habías levantado ni para ir al baño, ni para comprar un churro o unas pastas. Que simplemente habías respirado hasta volar y ser parte del cielo estrellado de febrero y desde lo azul de la inmensidad y lo blanco de la luna hacías erizar a miles de simpatizantes de una locura de murga, de una locura de mes solar. ¿Serías un angel? Me había empezado a preguntar ya más de tres veces a mí mismo, y más de cuatro en voz alta ante la mirada atónita de mis acompañantes. Todavía estoy sentado en la rampa esperando que vuelvas una vez más, el alma una vez más.

Del otro lado del planeta los más oscuros hombres-murciélago afinan ciegos de dolor y amor las más sutiles voces que cortan el mundo en dos en la costa de un río divino, verde y marrón.

Carnaval.

1 comentario:

Mariana dijo...

Te espero en el infierno, nunca en el paraíso encontré un tablado.