26.2.08

La lluvia con Sol empeora todo. Este caldo. Como el señor Santomé, enterrado hasta las bolas y más allá en un Montevideo de todos los días, encadenado como se siente en el medio de todas las ideas. El señor Santomé, que nunca llegará ni al blanco ni al negro. Siempre siendo gris, equidistante de todo.
La lluvia y el Sol son la imagen viva de la indecisión, del norte y el sur en una circunferencia donde nos ubican al centro. Centro. Circunferencia es una línea curva cerrada cuyos puntos equidistan todos del centro.
Entonces... ¿entonces desde acá es lo mismo llegar al punto del futuro que del amor, al de la felicidad y al de la tristeza, al de la alegría y al de esta noche?
Tapando los ojos, no quiero leer más. Ni interpretar. Ni adivinar. Ni imaginar. Las pérdidas traen paz después de haber estado hirviendo un buen rato en el agua del arroz, y nadie puso arroz.
Tocan campanas algunos niños sobre el cemento, quieren que les des la mano si hace falta, y quizás te muerdan hasta el codo. Entonces vas a salir corriendo, o no, quien sabe, a tu centro y a empezar de nuevo.
Al señor Santomé le dijeron que hacía el amor con cara de empleado. Ahora miro por la ventana y alguien está siendo empleado para el amor. Qué belleza. Qué locura. Qué dolor.


Dejameentusonrisa.

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