16.2.10

Baba. Saliva caliente. Agua hirviendo. La pava que me mira y en su mirar está el recuerdo de muchos mates y muchas aguas hirviendo. La pava que vino de tu mano y tu mano que se va volando. Tu mano que deja regalos en mi pecho y va dejando un nido que ya no sirve, que ya se aleja, que hace agua. El nido hace agua y el agua se va colando por los recovecos de mi pecho. El derrumbe es real y el piso tiembla. La cueca suena en el parlante y las flores no me alcanzan para olvidar. Tu mano riega recuerdos y mi sol sigue sin salir. Mis flores siguen sin florecer, ¿y acaso hay alguna estación que quiera oír mi canto?
Veo una y otra vez la estela y la sombra de un tren que se va y se va. Veo una y otra vez que una película del siglo pasado me pasa por el cerebro y no puedo impedirlo. Veo todo desde la impotente, impaciente e inactiva situación de saber que todo fue pasado y que todo ya pasó. Veo todo ya mismo, en presente, pero ya se va.

Cueca de la pava, la mano y el agua.

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