31.1.10

Húmeda Buenos Aires, antes ciclotímica, te quiero cantar que, aunque ‘el hombre de bigotes sucios piense todo el tiempo que no puedo amarte así’: te amo. Húmeda Buenos Aires sos juntadora de puchos en el suelo. Es que no somos acaso más que filtros usados andando sobre tu regazo de adoquín y empedrado. No somos más que filtros usados de un Parissien que nunca fue francés. Querida Buenos Aires, nuestra mente ya artificiada determina que la única salvación a tu calentamiento intestinal es una pileta de plástico, repleta de agua fresca y renovación. Un mar pequeño, con unas velas flotando. Una celebración casi pagana a punto de que sea Carnaval. Ciclotímica Buenos Aires, hoy la salvación es una pelopincho.

La salvación es una pelopincho.

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