24.12.09

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¡Qué importan acaso esos dos tonos! Si es negro o blanco, si es sol o fa. ¡Qué importa!
Se me hace ausente, se me hace solitario y se me hace cada vez mas unica la situacion de soledad.
Se me hace cada vez un grano de arena, un gramo de silicio, una vida de solsticios y un sin fin de novedades. Sin fin, sinfin. Veo una tribu de galos, veo una bandada de pajaros que no saben donde van. Veo un recitado sinsentido por estar en catalan, escucho la Liberte y veo que un conejo se escapa de su galera, rompe su agujero y corre libre silbando en euskera. Veo verde, veo blanco. Veo el ruido saliendo del parlante, escucho el estilo libre de la frecuencia emblema. Siento tu regalo, veo tu presente. Siento tu presente, veo tu regalo. Corren los galos tras el regalo. Corren los galos y riman una y otra vez, al ritmo de la musica del caribe, al ritmo de la musica del jamas. No se de donde viene tanta mixtura, no se de donde sale la pintura que viene y esgrima estas palabras que salen de los dedos. La sangre como tinta, ya lo dijo doña Emilia. La sangre como tinta y encerrados en un ladrillo de cristal. Los doctores, fieles a la escena improvisada, anotan en una planilla las mejoras del paciente. Los pacientes, fieles a la escena y esclavos a la realidad, anotan en una planilla de sangre y lloran lagrimas de tinta. Los mosaicos infinitos, uno pegado con el otro. Las aristas de un rectangulo galo se unen con los artistas de un verano europeo. Los veranos europeos lagrimean tambien y lloran las estrellas, extrañan y con la cruz del sur sienten sangre de vikingo. Lamentos de barco, chalecos y acordeones que suspiran por una tierra lejana. Es que acaso todo el tiempo todos estamos solos y somos siempre emigrantes viajando sin ningun lugar. Es que acaso la globalizacion nos ha dejado siempre mas solos y menos nosotros. Menos bombos y mas legüeros. Más distantes y menos elegantes. Cada vez a más kilómetros y a menos por hora. Y asi va cambiando el libre mercado. Mueren ecuatorianos y reviven marroquíes. Piedras verdes y cascotes de Liberté. Fragancias de noche buena, amor rotundo, profundo suspiro y la murga que cascotea el rancho. La arena se siente extranjera, finita y la yerba sin palos aumenta y alimenta. Lengua verde también. La mano verde, cantan en francés. Liberté. Infinito es el fluir, infinito cuando uno deja la lengua suelta sonando en cada nevada, en cada lluvia y en cada Navidad. Infinito. Va y vuelte otra vez y en cada instante hay una hoja en blanco que se va pintando de movimientos de mis dedos que teclean una y otra vez. Tiempo record, tiempo record. Una vez mas en la capital, soñando con un querer y llorando por un quedirán. La literature. El francés me sigue taladrando. En su mesa rezan los dulces y esperan por un buen porvenir: una buena digestión es la que come mariposas. Las mariposas y los niños en la escuela, esperando que finalice su vacación para poder elegirte como tema de composición. Sin embargo -la Liberté otra vez- no hace falta escuela, sino una nueva manera de hacer las cosas. Una nueva manera de escupir, sin la boca sino con el son; sin maestros sino el corazón. Falta menos, faltaba más. Más legüeros y cada vez más. Se reduce las espera, se fuerzan las luchas. Los puños lloran también. 'Por el amor' en francés parece sonar más lindo, pero ¡ay! (sorpresas siempre traen los caminos). Tu francés es de mentira, tu etiqueta es de galán. Tu visión es una rima y tu diván es un 'divine'.

Bum que bum. Sigue sonando tras el saxofón. Sigue este ritmo y sigue esta lluvia de palabras. Paró de llover en la calle y el cielo ya no está gris. La luna va rezando tras las nubes que pare de llover. Si no para no hay 'liberation', si no para no hay. Corto el pavo del escuezo y el escolazo es pura impresión. Muchas gracias, muchas gracias por haber. A ver...

La liberté.

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