6.6.08

Che:

Hoy es un buen día. Amaneció menos frío y más soleado. Está oscuro, pero parece que así será. Al menos nadie se lo cuestiona. Los viernes siempre son así, ¿no? Aunque esté nublado hay más sol.
Estaba pensando, en un momento es que casi me había dormido pero una señora recibió una llamada por teléfono celular y habló tan alto que los despertó a todos y todos rieron bajito, que las vidas de la gente son mucho. ¿Cómo explicarlo? Digamos, que la vida de una persona es tanto que la hace seguir un camino, a veces, demasiado determinado. Hablo de vida y me refiero a todas esas cosas de todos los días que nos definen una ocupación, una profesión, un sitio, un deber y tantas otras cosas. No me refiero a lo demás, ese maravilloso mecanismo de existir como ser viviente, sintiente y tantos otros adjetivos que están mal escritos.
Entonces, decía, la vida de las personas a veces es mucha cosa. Y eso es dificultad en algunos casos, cuando intentamos salirnos un rato y hacer contacto con un punto lejano, con sentido opuesto a nuestras cuestiones diarias. Se hace complicado coincidir con otra persona que anda teniendo otra vida, quizás en otro lugar. Cuestión de horarios, de estados emocionales, de niveles de cansancio, de haber más nubes acá que ahí, ahí que acá. Es más simple si la sintonía es la misma durante el día y volvemos a casa y hemos hecho practicamente lo mismo. Entonces el diálogo sería me levanté tal hora, fui a casa de tal que estaba así y asá, comí equis cosa, no estaba muy rico, qué calor está haciendo, acá también, qué loco, parece que siempre está igual en los dos lados.
Bien. Fantástico, como para no complicarse mucho ni ejercer el complicado arte de entender. Eso lo pensé muchas veces, también te lo cuento: entender es un complicado proceso que requiere voluntad y, si tenemos suerte, cariño. Pero ganas, sobretodo, y disposición. Cuantas cosas nombré.
Entender es casi vivir otra vida. Ser, por un rato, otra cosa. Si no somos otra cosa mientras lo intentamos, no entendemos. Si sigo siendo estudiante de ciencias biológicas, no entiendo. Si sigue haciendo pip mi tarjeta electrónica cada vez que al centro ya no digo que voy (porque ya saben!), entonces no entiendo. Entender es el increíble proceso de compartir vidas. Ya uno no es uno, porque alguien lo vivió por un rato. Uno es dos, es tres y es tanta gente como gente haya entendido qué pasó, que es tan distinto y a veces tan inimaginable.
Quizás se pueda, de a ratos, pensar en los días calmos en que las diferencias eran mínimas y las vidas tan parecidas. Pero sería ingrato. Ingrato ignorar que el esfuerzo invertido en entender nos implica el esfuerzo invertido en acercarnos, el esfuerzo invertido de salir de estos zapatos y calzar otros. La vida que uno lleva, que es como un traje para vestir cada día, se vuelve un abanico de colores manchado con la pintura de tantas otras vidas. Entender es vivir y vivir es incorporar a su propio historial de vida. Ni más ni menos.
Así que no tomes a mal ahora que te voy a contar que estaba la otra tarde en una sala de espera (de las salas de espera pienso muchas cosas y una de ellas es que la gente muestra sus lados más inesperados) y había dos personas, un padre muy viejo y un hijo veterano. "Yo le digo que viva por el perrito, que lo quiere tanto" le contaba el hijo a una señora muy dispuesta a escuchar (a entender!), hablando su muy anciano padre, "tenés que vivir por el perrito... usted sabe que lo trajimos y lo quiere mucho. Así que por eso venimos, porque él tiene que vivir por el perrito".
Y los esfuerzos por entender de nosotros, los que escuchábamos, fueron gigantes. Seguramente no lo logramos. Al menos yo no tuve boina puesta por un segundo, como el señor que hablaba, señal de que no logré entender que dijera eso. Menos que menos tenía bastón en mano, señal de que no sufrí la falta de ganas de vivir que le estaban adjudicando a este muy anciano señor que luego fue casi obligado a dar una vueltita "para que no se te duerman las piernas".
Y todo esto, che, lo venía pensando hace días cuando me comentaste algo. La palabra desencuentro a veces es un poco fuerte. Pretendo compensarla con la palabra entender, ese tremendo concepto aquí explicado que nos encuentra y nos acerca, maravilla humana de la vida (y ahora sí, vida como mecanismo de ser viviente, sintinte y tantos otros adjetivos mal escritos).

Hasta luego.


Luego, palabra que connota la seguridad de que vuelva a sucederse un encuentro.

¿Estás pensando si será para vos?

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