Vas a inadaptar un grito. Vas a liberar tus manos.
Vas a mostrarme el sol naciente cuando se oscurezca todo, como en la quietud con bombas a los lejos se anuncia un temblor que llega.
¿Y ya te diste cuenta o seguís empecinado en no tirar la piedra para no tener que esconder la mano?
No queda miedo al estallar.
Bum.
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