23.1.09

- Buenas.

- Buenas noches.

- ¿Y cómo va? ¿Cuántas hoy?

- Y... no muchas. Tal vez ocho, siendo optimista.

- ¿Pidió deseo?

- Alguno. ¿Usted? ¿Viene a probar suerte?

- Sep... a ver qué sale. Dicen en la ciudad que no se acierta mucho. Aunque había uno que, no sé, andaba contento porque consiguió otro trabajo.

- Tuvo suerte.

- Tuvo. Y usted... ¿nunca le llegó la hora feliz?

- Nunca. Y eso que trato y trato... no cierro los ojos nunca.

- ¿Hace mucho que viene?

- Perdí la cuenta.

- Pero... ¿tanto? ¿En qué momento se levantó a hacer otra cosa?

- Que recuerde... ninguno. Siempre acá mirando y deseando, cada vez que pasó alguna. Vi cometas enteros. Las constelaciones más famosas estallaron, se extinguieron ante mis ojos. A todas les pedí algo, pero nunca me pasó nada. Pero yo no me levanto, nunca me levanto. Día y noche (no duermen de día, todos lo saben, están ahí aunque no las vea) aquí acostado. Esperando.

- Y nunca... ¿nunca pensó que acostado no suele ser como el hombre vuelve de material sus castillos en el aire?





El observador de estrellas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este definitivamente es muy lindo.
Hola, como estas?